No puedes parar el tiempo destrozando relojes
IBM en sus más de 109 años de historia, ha sabido adaptarse a las necesidades de sus clientes para ser su socio de confianza durante todas las eras tecnológicas. Lo afirmo como empleado de la compañía desde 1996 y miembro de su Comité de Dirección desde el 2006.
Lou Gestner dijo, cuando tuvo que dirigir la compañía en la crisis del 93, que había hecho cosas magníficas en sus anteriores compañías, pero solo en IBM había sido capaz de aportar el valor y el talento necesario como para cambiar y hacer mejor el mundo en el que vivimos.
Somos conscientes de que el mundo se mueve mucho más rápido, que nuestras empresas tienen nuevos retos y grandes desafíos.
Los datos convertidos en información son la materia prima de cualquier negocio exitoso.
Nos encontramos afrontando un cambio sin precedentes, donde las barreras entre las diferentes industrias se difuminan, donde los clientes tienen un poder sin parangón en la historia de la evolución de la humanidad por la capacidad de obtener información fiable en tiempo real, y donde los datos convertidos en información son la materia prima de cualquier negocio exitoso .
Probablemente, inmersos como estamos en el COVID, no nos demos verdadera cuenta de que el cambio y la revolución, también impulsada por la necesidad de derrotar a este enemigo invisible, van a ser de un calibre desconocido.
El verdadero dilema ahora es que todo, cambios, oportunidades y amenazas, vienen a toda velocidad, entre otras cosas porque está variando el orden establecido de los negocios, de las relaciones comerciales y de los ecosistemas conocidos. Ya no son tan intocables muchos de los cimientos sobre los que construimos el éxito en nuestro pasado muy reciente.
Y por otra parte, los clientes finales, es decir las personas, nosotros mismos, disfrutamos de una experiencia de usuario exponencialmente mejorada y con una gran variedad de opciones y flexibilidad.
Pero este viaje digital para las empresas no va a ser tan sencillo y confortable como el de los individuos…
Por eso estamos convencidos de la idoneidad para la transformación de los negocios al mundo digital a través de la cuarta plataforma: la nube híbrida.
Una plataforma abierta en la que las empresas puedan confiar la gestión de las cargas de trabajo más críticas y puedan tomar las decisiones estratégicas para triunfar en este nuevo mundo, que es ágil, que es rápido y centrado en el cliente, transparente, flexible y fácil de consumir. Un mundo además impregnado de inteligencia artificial, que transformará exponencialmente los datos de las organizaciones e individuos en verdadero conocimiento instantáneo.
Pero siendo esta la esencia de nuestra estrategia, hoy también quiero reflexionar sobre el talento y las personas.
Y siempre que mezclamos tecnología y talento me viene a la cabeza este incunable de IBM. Una campaña publicitaria del año 1979: “No puedes parar el tiempo rompiendo relojes”, donde ya apostábamos por la tecnología como potenciadora del talento y no como alienadora del mismo, usando el ejemplo de la transformación en el mundo textil de hace ya más de 200 años.
Y es que creo firmemente que la tecnología, como ha ocurrido siempre, asociada a un nuevo tipo de talento potenciará el bienestar y la creación de sociedades más justas, con más empleo y con más igualdad.
Hoy más que nunca necesitamos invertir en desarrollar ese nuevo talento, donde todos, empleados o directores reconozcamos la importancia del aprendizaje continuo, de la voracidad de leer, la flexibilidad para cambiar con agilidad de una misión a otra, el fomento de la mentalidad emprendedora en todas las capas de la organización, y por supuesto la articulación de estructuras corporativas y procesos que permitan no solo experimentar sino también ser permeables a los errores como parte intrínseca de la evolución y generación de valor.
Este cambio cultural que generará el nuevo talento, no son solo palabras, tienen que ser convicciones que empapen toda la compañía de arriba abajo.
Hace escasos dos días pude escuchar a un ejecutivo de talla mundial decir: “Mike Tyson dijo una vez que todos tienen un plan hasta que reciben un puñetazo en la cara. Hoy os desafío a pensar en cómo tenemos que potenciar nuestros planes, configurando las organizaciones y su talento para que tenga éxito en un futuro incierto, desde sus procesos de gestión hasta su propia estructura”. Una frase así, dicha desde la cima de una empresa es toda una declaración de intenciones y una prueba de que ese es el camino que le llevará a triunfar.
Ese ejecutivo es Jim Whitehurst, presidente de IBM…
No os extrañe que en pocos años los elefantes no solo dancen, puede que hasta vuelen…
David Soto Abánades
IBM General Manager