Orange, al rescate de su banco: lanza una línea de salvamento de 400 M€ y acumula pérdidas por 1.200 M€
Orange teme un futuro a corto plazo muy difícil para su banco, Orange Bank. La operadora francesa no solo ha tenido que “endurecer” los requisitos que exige a sus clientes para la concesión de créditos (tiene que meter en cintura su morosidad), sino que también ha tenido que salir en su auxilio. En concreto, la telco dispuso una línea de emergencia para la entidad de 150 millones de euros a 30 de junio de 2023, pero las tensiones del mercado han obligado a ampliar la cifra hasta los 400 millones. La idea de la compañía es deshacerse de su firma financiera en el medio plazo, finales de 2025, pero hasta entonces el agujero acumulado puede ser enorme.
La aventura de Orange Bank arrancó oficialmente en noviembre del 2017, aunque ese lanzamiento estaba preparado desde un año antes, cuando la operadora naranja llegó a un acuerdo con Groupama, una firma financiera francesa, para comprarle hasta un 65% de su capital. Más tarde, en 2021, la telco se hacía con el capital restante además de anunciar una inyección de 230 millones para que el banco siguiera creciendo. En principio, porque los números iban saliendo, al menos en la captación de clientes, ya que se proyectaban unos dos millones en los cinco primeros años.
Pero en menos de dos años, de aquella primera idea ya no queda nada. En cuanto a Groupama, no solo se le compró todo el capital, sino que en julio de 2022 también se eliminó su plataforma de distribución de crédito al consumo (alojada en Franfinance, de Société Générale) y migró la actividad a la de Younited Credit, una fintech gala que ahora también trabaja con Movistar Money. Aunque lo más importante ha venido un año después, cuando la propia Orange anunció hace un mes que vendería su negocio bancario a BNP Paribas, lo que implica “retirar progresivamente a Orange Bank del mercado de banca minorista en Francia y España”.
EL DIFÍCIL MES DE JUNIO EN EL QUE ORANGE BANK SE ASOMÓ AL ABISMO
El anuncio del acuerdo con BNP Paribas llegó a finales del mes de junio, quizás en uno de los peores momentos por los que ha transitado el banco. En concreto, el anunció se realizó el pasado 29 de junio, justo un día después de que Orange Bank dejase secas sus cuentas al tener que devolver de golpe 481 millones de euros (cerca de un 20% de su balance) al Banco Central Europeo (BCE), por la amortización de los bonos adquiridos anteriormente en las subastas de liquidez ejecutadas por el organismo bancario conocidas como TLTRO (Longer-Term Refinanciation Operations).
Orange advirtió de tener “déficit de liquidez relacionado con las operaciones de clientes”, por la “reducción” de los depósitos de la clientela», lo que obligó entre otras cosas a “ralentizar los programas de TLTRO”.
Con la devolución de esa cantidad, Orange Bank enfrentaba dos problemas importantes: el primero, era que se quedaba sin el sustento de su negocio, ya que esa inyección han sido claves para el crecimiento de la entidad. El segundo, es que reunir ese montante no ha sido nada fácil; de hecho, el banco ha ido dilatando su entrega, ya que durante todo el año pasado apenas fue capaz de generar pasivo. Tanto es así, que Orange advertía en sus cuentas anuales que durante 2022 había tenido “déficit de liquidez relacionado con las operaciones de clientes”, por la “reducción” de los depósitos de la clientela», lo que obligó entre otras cosas a “ralentizar los programas de TLTRO”.
Otra de las medidas tomadas para “intensificar la diversificación de sus fuentes de financiación” (y no quedarse seco de liquidez) fue la de adoptar una colaboración con Raisin, una plataforma europea, para empezar a comercializar depósitos en Holanda. La jugada finalmente les salió bien a los directivos franceses, ya que esos productos le han permitido incrementar sus saldos en 400 millones de euros durante el primer semestre. Un dinero, eso sí, que se ha tenido que utilizar para repagar al BCE, como explica la misma compañía, lo que ha presionado de nuevo a la compañía. De ahí, que Orange primero haya tenido que dar una línea de emergencia de 150 millones y al poco después de 400.
UN AGUJERO QUE SE MUEVE ENTRE LOS 1.200 Y LOS 1.500M€
En principio, una vez ejecutada la devolución y junto con la línea de Orange, anticipo de cuenta cuenta corriente lo llaman, no debería de haber más problemas. Al fin y al cabo, el banco había recibido un dinero a un interés ínfimo que ha podido prestar a un tipo mucho más elevado generando una rentabilidad alta. Pero esa idea tiene sus contratiempos, que le pueden salir muy caros a la operadora. El primero es que para devolver el dinero prestado por el BCE, Orange Bank ha tenido que sacrificar parte de esa rentabilidad, ya que tiene que pagar entre un 3 y un 4% por él.
El segundo problema es que la devolución de todo el principal no siempre está asegurado. De hecho, parece más bien lo contrario, ya que el banco se está enfrentando a problemas importantes de morosidad. Así, la propia Orange reconoce en sus cuentas semestrales que Orange Bank se ha visto obligado a “endurecer sus condiciones para la concesión de préstamos al consumo y líneas de descubierto en Francia, reducir su inversión en marketing en clientes potenciales y subir los tipos de interés [entre otras medidas] para reducir el stock de exposiciones dudosas (NPE), con el fin de mantener su ratio de morosidad (NPL) en torno al 5% y mantener bajo control su coste de riesgo”.
La cifra del 5%, que ofrece la propia Orange, quizás se quede corta a medida que la situación financiera y económica sigue deteriorándose por la subida de tipos. Eso es un problema, ya que puede poner en jaque la solvencia del banco en un futuro. De hecho, la cuenta es sencilla: si aplicamos ese 5% de mora al total de préstamos de Orange Bank (a finales de 2022 era de 2.517 millones) y lo multiplicamos por los tres años hasta que pase a manos de BNP (finales de 2025) la cifra se acerca a los 400 millones que la operadora ha comprometido en la línea de emergencia con el banco.
Al final, el agujero que le puede hacer Orange Bank a Orange puede dispararse entre los 1.200 y los 1.500 millones. Y es que a esos 400 millones que ha puesto a disposición del banco la operadora hay que sumarle otros 700 millones en pérdidas acumuladas y las ampliaciones de capital que ha ido haciendo el grupo. La última, por valor de 100 millones, se informó de ella a 30 de junio de 2023, anteriormente (a finales de 2022) se menciona otra ampliación más. En definitiva, la operadora naranja no solo se ha dejado mucho dinero por el camino con Orange Bank, sino que parece que ya ha asumido que todavía perderá más en los próximos años.