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Repsol esconde su negocio más rentable

Pedro Ruiz| 5 de diciembre de 2023

Encontrar la que probablemente sea el área más rentable de Repsol no es tarea sencilla. Una pequeña placa en la que pone Repsol Trading Singapore da una pista, aunque se encuentra eclipsada por otras más llamativas de HSBC, BHP Group o LinkedIn. El tamaño de la lámina es un reflejo de la dimensión que ocupa cada firma en el inmenso complejo del Centro Financiero de Marina Bay, más concretamente en la Torre número 2 que comparten, en pleno Singapur. Aunque la realidad es que a la petrolera no le hace falta mucho más, ya que esa minúscula oficina que da cabida a poco más de una veintena de trabajadores generó cerca de 2.000 millones de euros en 2022.

Aunque esa cifra probablemente sea bastante mayor en este 2023. Al fin y al cabo, el foco de su negocio, el trading y el transporte de petróleo y gas, está en plena forma, dada la compleja situación de inestabilidad por la que atraviesa el mundo. De hecho, según Bernstein (una consultora), en la primera mitad de 2023 las mesas de comercio de las grandes petroleras europeas obtuvieron un beneficio bruto combinado de 20.000 millones, lo que supone un 66% más que en 2019. Además, es poco probable que durante la segunda parte del año la situación haya empeorado, ya que la volatilidad ha seguido en el corazón de los mercados petroleros, ya sea por los altos precios después del verano o por el estallido de la guerra en Palestina.

Todo ello ha convertido este negocio en un pilar imprescindible para muchas empresas petroleras. De hecho, Oliver Wyman estima que la plantilla de comerciantes de las empresas petroleras del sector privado aumentó en un 46% entre 2016 y 2022. Y aunque la mayor parte de ese crecimiento se concentra en las firmas europeas, las estadounidenses no quieren quedarse atrás de un negocio tan lucrativo. Recientemente, ExxonMobil, la petrolera más grande de Estados Unidos, anunció que iba a volver a entrar en el negocio tras abandonarlo hace dos décadas. Eso sí, pese a las elevadas ganancias y esos anuncios, se trata de un negocio que se mueve entre las sombras.

Detrás de todo ese secretismo no solo está la intención de limitar la información a la que tiene acceso la competencia, sino también evitar las preguntas indiscretas acerca de la nula tributación que tienen todos esos ingresos milmillonarios de las firmas

REPSOL TRADING SINGAPORE: TAN RENTABLE COMO OCULTA

Perseguir el rastro de Repsol Trading Singapore resulta muy complicado. En primer lugar, su diminuta oficina se pierde en la inmensidad financiera de Singapur. En segundo lugar, el negocio es un tabú tanto dentro de la empresa como en el sector. “A las empresas no les gusta hablar de esta parte de su negocio. Las ganancias de sus comerciantes están ocultas en otras partes de la organización. Los jefes ejecutivos rechazan las preguntas indiscretas. Pero las conversaciones con analistas y expertos de la industria muestran un panorama de operaciones grandes y sofisticadas, que están creciendo”, se explicaba recientemente en un reportaje de The Economist

Repsol
Centro Financiero de Marina Bay

Obviamente, la petrolera española no es una excepción en ninguno de esos apartados. En primer lugar, la empresa apenas ofrece detalles acerca de Repsol Trading Singapore ni en sus declaraciones ni en sus documentos oficiales. Así, por ejemplo, en los últimos encuentros con la prensa o con analistas nunca se hace referencia a dicha división ni a su localización. En segundo lugar, la firma que preside Antonio Brufau también oculta las enormes ganancias de dicha área. En concreto, Repsol esconde en cierta manera los 1.800 millones que genera dicha área con apenas 23 trabajadores gracias a que está dentro del inmenso paraguas de su área ‘Industrial’, el mayor segmento del grupo, que el año pasado generó más de 37.000 millones.

No obstante, hay algunos documentos en los que sí ofrece algo de información. Por ejemplo, en su informe fiscal, la compañía española explica que “tiene presencia en Singapur a través del negocio de Trading, dedicado al aprovisionamiento, comercialización y transporte de petróleo y otros productos derivados en la región del Sudeste Asiático”. A lo que añade: “Esta actividad explica el significativo volumen de ingresos percibidos”.

SINGAPUR: DE LAS FIESTAS EN LA EMBAJADA A LA NULA TRIBUTACIÓN

Detrás de todo ese secretismo no solo está la intención de limitar la información a la que tiene acceso la competencia, sino también evitar las preguntas indiscretas acerca de la nula tributación que tienen todos esos ingresos milmillonarios de las firmas. De hecho, Repsol no sólo no pagó ni un euro en impuestos en Singapur en 2022, sino que apenas ha pagado nada desde el año 2019 pese haber ingresado unos 5.000 millones. Aunque no es la única; por ejemplo, la británica Shell acumula unos 5.000 millones de beneficios libres de impuestos entre 2018 y 2022, desde su división de trading que tiene en Bahamas y en las que emplea a 33 personas.

Además, Repsol intenta limitar la curiosidad de periodistas y políticos críticos con esta baja tributación a través de un programa conocido como Global Trading Program. En palabras de la propia firma, “Repsol Trading Singapore está adherida al Global Trading Program, que supone la aplicación de un tipo del 10% en el impuesto sobre sociedades siempre que se cumplan con una serie de requisitos (tipos de operaciones, volumen y contrapartes)”. De ahí, que en su informe anual aparezca una fiscalidad del 10%, aunque no parece que siempre se cumplan esas condiciones, ya que no ha abonado ningún impuesto en Singapur en los últimos años.

Pero ese secretismo se centra principalmente en España. En Singapur, la cosa es diferente, de hecho, Repsol ha intentando potenciar su firma de trading organizando y patrocinando fiestas en la Embajada de España en la ciudad, como hizo con la Fiesta del día de la Hispanidad de 2022. Al final, la publicidad es necesaria para engordar el filón de su división. Un chollo que se potencia, además, gracias a una tributación casi nula y una estructura ocultada en la inmensidad del grupo. Un secretismo que contrasta con su vitola de buen pagador de impuestos, especialmente, en lo referente al impuesto al que le ha sometido el gobierno.

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