El otoño se viste de tinto con Nexus & Frontaura
Nexus & Frontaura ofrece una amplia gama de vinos de gran calidad para que puedas vestirte de gala.
En nuestros campos gobernados por los viñedos, la vendimia siempre es un acontecimiento social que marca el cambio de temporada agrícola. El rigor del verano queda atrás y el sol se suaviza, la atmósfera se viste con la gama cromática cálida donde ocres y marrones combinan con verdes apagados, rojizos y tonos púrpuras. El aroma a tierra mojada, los días más cortos y las noches más frías invitan al recogimiento.
Asimismo, el fondo de armario gastronómico muta al cuchareo, a potajes y al fuego lento. Apetecen los guisos; las legumbres; las carnes de caza con hortalizas de temporada y setas; las castañas, boniatos y frutos rojos que maridan con el fin del ciclo vegetativo de la naturaleza.
Las vides van perdiendo sus hojas y terminan en ‘cueros’ para afrontar el invierno, mientras sus raíces almacenan nutrientes antes de entrar en su período de agostamiento y acumulan reservas para sobrevivir durante la estación más fría.
Esta época otoñal de tiempo pausado y belleza crepuscular es un momento ideal para degustar el tiempo en mayúsculas, poder retrotraernos al inicio de vendimias pasadas y descorchar Tintos Crianza. Degustar el mosto que se cosechó meses atrás y admirar el resultado de la naturaleza domada mediante el largo proceso de envejecimiento y maduración de nuestros tintos.
Este proceso de crianza se alarga durante veinticuatro meses y desarrolla en dos fases: la oxidativa y reductiva. La crianza oxidativa se realiza en barricas de roble donde el vino adquiere un sinfín de matices y aromas que le dotan de complejidad. Posteriormente, el vino se somete a una fase reductiva en botella con tapón natural de corcho y en posición horizontal, en la que el vino alcanza su óptima maduración. Esto permite que los taninos se suavicen y se integren mejor en el conjunto del vino, contribuyendo a su equilibrio y estructura.
Son vinos que ‘visten de gala’ la mesa, para degustar sin prisas y apreciar cómo cada sorbo aporta nuevos matices y comprobar cómo, gracias a un largo esfuerzo que empieza en el campo y termina en la bodega, esa materia prima de gran calidad que son nuestras uvas se ha transformado en puro néctar capaz de despertar nuestras emociones.
