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Tristán Ramírez Ruiz de la Prada: “La gente necesita alegrarse la vida”

Redaccion| 15 de abril de 2021

Este miércoles 14 de abril asistimos al desayuno virtual con Cósima y Tristán Ramírez Ruiz de la Prada, organizado por Citroën, para hablar sobre nuevos hábitos y cómo afrontan los hermanos la nueva etapa post-covid.

Son todo color. Los hermanos Ramírez Ruiz de la Prada, embajadores del SUV Citroën C5 Aircross Hybrid, nos han contado con optimismo sus nuevos hábitos, los que han dejado y los que han recuperado, y las nuevas iniciativas de la marca tras el complicado parón por la covid-19.

La primera pregunta es obligada:

¿Cómo han vivido la pandemia los hermanos Ramírez Ruiz de la Prada?

Desde su estancia en Londres, Cósima -directora del Departamento Creativo de la firma- nos cuenta que la pandemia le ha servido para reflexionar y comenzar una nueva etapa de estudios que le está ayudando a sobrellevar la situación y a “aprovechar el parón para no volver a lo mismo de antes”. “Te das cuenta de lo poco conscientes que éramos”, añade.

Reivindicando el slow life

“Íbamos a mil por hora, ahora hemos aprendido a hacer las cosas más despacio y a conectar con cada paso del proceso. Cualquier pequeña cosa que haces ahora es una ilusión enorme, es suficiente plan”, afirma.

“A mi madre le vino bien parar porque es hiperactiva”

Este parón para reconectar con más calma ha sido positivo para el taller de los corazones. “A mi madre le vino bien parar un poco porque es hiperactiva. Yo estoy como una tormenta dentro de una taza de té, pero nunca habíamos trabajado con tanto tiempo ni tanta intensidad en una colección”, comentó Tristán -CEO de la firma-, un poso que pudimos ver en la última edición de la Mercedes-Benz Fashion Week 2021, celebrada en el IFEMA de Madrid el pasado fin de semana y donde llamaron la atención sus cascos llenos de flores.

“La gente necesita alegrarse la vida. Queríamos dar un chute de ‘agathismo’ necesario, sorprender, dar energía. En esta pasarela ha habido más corazones que nunca”, afirma Tristán.

“Cósima tuvo una etapa anti-Ágatha muy graciosa, pedía ropa beige de Zara a sus amigas para sentirse una persona normal”

Es difícil no transmitir ese chute de vitalidad teniendo unos padres como Ágatha y Pedro J., de los que ambos reconocen sentirse orgullosos herederos. Aunque “Cósima tuvo una etapa anti-Ágatha muy graciosa, pedía ropa beige de Zara a sus amigas para sentirse una persona normal”, afirma Tristán. En el fondo, ella reconoce que son iguales: “Tenemos mucho choque de egos entre dragona madre y dragoncita hija pero nos llevamos muy bien”. Tristán es más tranquilo -el ‘Buda’ de la familia-, y ahora sueña con dar la vuelta al mundo en un barco de vela “aunque seguro que no es tan idílico como parece”, sentencia entre risas.

De su madre han heredado la alegría del color, eso de ‘ande yo caliente y ríase la gente’; de su padre, la curiosidad de los intelectuales, que les ha aportado su amor por la historia y la literatura, pilares muy importantes para ambos.

¿Y ahora qué?

“Nuestro reto es sobrevivir y reinventarnos como marca”, y destacan el valor de lo experiencial en los nuevos modelos de negocio. “Hay que desarrollarse online, pero seguir manteniendo el offline. Que los desfiles no sean spots publicitarios y que las tiendas sean una experiencia (la suya ya lo es)”.

La búsqueda de la sostenibilidad también es una constante para los hermanos, no solo en su marca, sino también en sus hábitos de consumo vehicular. Tristán ha vuelto a montar a caballo, le ayuda a desconectar pero, como su hermana, echa de menos los pequeños viajes por España, siempre apostando por la movilidad sostenible: “Me gusta apagar el motor y escuchar a mi alrededor. Ahora estoy deseando que salgan las motos eléctricas con bastante autonomía para hacer viajes más largos cuando se pueda”, afirma.

Si tuvieran que parecerse un personaje…

Cósima aspira a ser como Virginia Woolf, por su feminismo, su humor genial y su mundo interior. Tristán, por su parte, sería una versión moderna de Indiana Jones, su héroe de la infancia.

La vida ya no es lo que era, eso es un así, pero lo que no ha cambiado ni un ápice son las ganas de comerse el mundo para los herederos de los corazones.

 

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