Los 90 años de Clint Eastwood en diez películas
El sábado, 31 de mayo cumplió 90 años Clint Eastwood. Nueve décadas que le han dado para ser muchas cosas: antihéroe del spaghetti western, icono del cine de acción, director de culto, productor, padre… Lo celebramos repasando su vida y obra a través de diez de sus películas más populares.
Por un puñado de dólares (Sergio Leone, 1964)
Nació el 31 de mayo de 1930 en San Francisco (California, EE. UU.). Comenzó a actuar a mediados de los años cincuenta con papeles poco relevantes para cine y televisión. Tras conseguir un rol secundario en la teleserie Rawhide (ambientada también en el oeste), conseguiría al fin su primer papel protagonista en esta primera entrega de la Trilogía del dólar, que se completaría con La muerte tenía un precio (1965) y El bueno, el malo y el feo (1966). Todas ellas rodadas en España (principalmente entre Almería, Madrid y Burgos), dirigidas por Leone, musicadas por Ennio Morricone y protagonizadas por Eastwood, con un personaje que, a pesar de no tener nombre, le valió el salto al estrellato, primero en Europa y después en su país natal.
Escalofrío en la noche (Clint Eastwood, 1971)
En la serie de Rawhide ya había hecho sus primeros pinitos tras la cámara, rodando algún spot publicitario. Pero no fue hasta los setenta cuando debutó como director de un largometraje, en esta cinta que supone además una de sus únicas incursiones en el cine de terror. Como sería habitual en los años venideros, se encargaría no solo de dirigir, también de protagonizar y producir con su propia empresa, Malpaso, creada en 1967 junto a su asesor financiero, Irving Leonard, y aun en activo a día de hoy.
Harry, el sucio (Don Siegel, 1971)
En aquella primera época de Malpaso sería habitual verle actuar bajo las órdenes de Don Siegel: La jungla humana (1968), Dos mulas y una mujer (1970), El seductor (1971)… Pero pegarían el pelotazo con este título policíaco responsable de crear a Harry Callahan, arquetipo de tipo duro y uno de los personajes más carismáticos del cine de acción. Protagonizaría toda una saga que se alargaría con cuatro secuelas: Harry, el fuerte (1973), Harry, el ejecutor (1976), Impacto súbito (1983) y The dead pool (1988).
Fuga de Alcatraz (Don Siegel, 1979)
La quinta y última colaboración con su amigo Siegel le reportaría otra de sus películas más aplaudidas. Fuga de Alcatraz recrea la historia real de Frank Morris, que según cuenta la leyenda consiguió fugarse junto a otros dos presos (los hermanos John y Clarence Anglin) de esta famosa cárcel la noche del 11 de junio de 1962. La versión oficial dijo que habían muerto ahogados, pero una supuesta carta escrita en 2013 por John Anglin asegurando que consiguieron escapar y una supuesta foto tomada en 1975 parecen indicar que llegaron con vida hasta Brasil. La cárcel, en cualquier caso, cerró al año siguiente de la fuga. Por su parte, la película influiría decisivamente en todo el cine carcelario que vendría después, desde Cadena perpetua a Prison break.
El sargento de hierro (Clint Eastwood, 1986)
A mediados de los ochenta ya era habitual verle asumir los roles principales de sus películas: dirección, producción y papel protagonista (en muchas de ellas también participa en la BSO, ya sea como intérprete o compositor). A pesar de las quejas sobre el argumento expresadas por el Departamento de Defensa de EE. UU. y los desacuerdos con el productor Fritz Manes, Eastwood consiguió el éxito en taquilla. Sus frases lapidarias la convierten en una de las más recordadas por el público a día de hoy.
Sin perdón (Clint Eastwood, 1992)
Su regreso y gran despedida del western. Hay quien asegura que el guion de David Webb Peoples llevaba escrito desde 1976, pero que Eastwood esperó a tener edad suficiente para interpretar al protagonista. Una de sus películas más aclamadas por la crítica y el público. Conseguiría nueve nominaciones a los Oscar, materializando cuatro de ellos: mejor película, mejor director, mejor actor de reparto (Gene Hackman) y mejor montaje (Joel Cox).
Los puentes de Madison (Clint Eastwood, 1995)
Si en algo se ha empeñado el cineasta a lo largo de su carrera es en no encasillarse y en tratar de demostrar su valía a la crítica. Para ello llevaría al cine la novela homónima de Robert James Waller, adaptada para la ocasión por Richard LaGravenese. Un drama de tintes románticos que protagonizaría junto a Meryl Streep para mostrarle al mundo que también tiene su corazoncito, muy a pesar de su público más testosterónico y ortodoxo.
Million dollar baby (Clint Eastwood, 2004)
Volvería a ganar el Oscar a mejor director y mejor película con esta lacrimógena historia, adaptación de la novela Rope burns: Stories from the corner de F.X. Toole. Sus compañeros de reparto, Hillary Swan y Morgan Freeman, también se llevarían la estatuilla dorada a mejor actriz y mejor actor de reparto respectivamente. A pesar de su innegable calidad, la película deja hecho polvo unos cuantos días a cualquiera que la vea.
Banderas de nuestros padres (Clint Eastwood, 2006)
En 2006 dirigiría dos películas ambientadas en la batalla de Iwo Jima, librada durante la Segunda Guerra Mundial. Para ello volvería a contar con la producción de Steven Spielberg, con quien ya había colaborado al dirigir uno de los capítulos de la serie televisiva de terror Historias asombrosas (Amazing stories) allá por 1985. Banderas de nuestros padres supone además el debut como actor de su hijo Scott Eastwood. Tiene un total de seis hijas y dos hijos, fruto de seis relaciones diferentes. La segunda parte, Cartas desde Iwo Jima, se estrenaría también aquel año. En ninguna actúa Clint, que poco a poco empezará a dejar de ponerse delante de la cámara.
Mula (Clint Eastwood, 2018)
Hace dos años le vimos actuar en la que, según asegura, será su última película como actor: Mula, basada en la historia real de Leo Sharp, veterano de la Segunda Guerra Mundial que se mete a “mulero” (los encargados de transportar los fardos de droga de un sitio a otro) siendo ya octogenario. De momento, su última película como director ha sido Richard Jewell (2019), basada también en una historia real sobre el guardia de seguridad que le da título.
Por Jesús Casañas