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Influencers que cambiaron el mundo: Isabel Zendal

Redaccion| 12 de mayo de 2021

Hoy es el Día Internacional de la Enfermería y, desde Influencers, queremos hacer un homenaje a todas las enfermeras recordando la figura de Isabel Zendal, reconocida en 1950 por la OMS como la primera enfermera de la historia en misión internacional.

Antes, mucho antes de que existiera la covid-19 y un polémico hospital, cuando las vacas ignoraban sus poderes curativos, -sí, las vacas-, en una pequeña aldea de Galicia, nació una niña de nombre Isabel y apellido Zendal, la segunda de nueve hermanos y la única que tuvo la fortuna de poder aprender a escribir gracias al empeño de su madre.

Cuando esta murió de viruela, la joven Isabel encontró salida a una vida llena de miseria y oscuridad como ayudante en un hospital hasta llegar a regentar, años más tarde, un hospicio. Fue allí donde empezó a fraguarse su gran aventura, la que
cambió el mundo, aunque de eso no hablen los telediarios ni los libros de Historia.

Eran los albores del siglo XIX y se acababa de publicar el estudio de Edward Jenner, descubridor de la vacuna, que demostró que el virus de la viruela bovina neutralizaba por completo el de la viruela humana. Entonces, Xavier Balmis, médico militar de la corte de Carlos IV, persuadió al rey para llevar el reciente hallazgo a las Américas en una expedición filantrópica sin parangón conocida como Expedición Balmis.

La flor negra era una auténtica pandemia

Por aquel entonces, la flor negra, como se conocía también a la viruela, era una auténtica pandemia, afectaba a niños y adultos por igual, incluida la propia hija del rey, pero era especialmente cruel con las clases más pobres. Sin embargo, en España, el clero aún se mostraba muy reticente a la idea de juntar fluidos animales y humanos. Era el miedo de entonces.

Por ello, para llevar a cabo su hazaña, Balmis optó por la variolización, un método tan antiguo como efectivo. La práctica consistía en inocular, por medio de pústulas o contacto estrecho, los restos de enfermedades ya casi curadas en personas sanas. Pero esto suponía un impedimento, ¿de dónde sacarían a los enfermos? Balmis, además, consideró que debían llevar niños pues los adultos podrían estar ya inmunizados, pero ¿quién dejaría hacer semejante cosa a sus hijos? Fue entonces cuando pensaron en reclutar a los huérfanos de un hospicio en Galicia.

Sin la labor de Isabel, habría sido imposible extender uno de los mayores hallazgos de la historia

Para que llegase la viruela a América debían mantener a los niños infectados, y lo harían mediante el contacto por las pústulas con los brazos de los ya afectados, pero esto requería de vigilancia para no romper dichas vesículas y de cuidados para el bienestar de los pequeños según se fueran contagiando, y es ahí donde entra en juego el papel decisivo de Isabel. Sin sus cuidados, habría sido imposible que llegase al otro lado del mundo la materia de la vacuna. Sin su labor, habría sido imposible extender uno de los mayores hallazgos de la historia.

El 30 de noviembre de 1803 salieron del puerto de La Coruña tres adultos y 22 niños con la misión de cambiar el mundo. En la dura expedición, junto al oscuro y algo reservado de carácter Xavier Balmis y su ayudante Josep Salvany, llevaron la vacuna hasta los confines más recónditos en el ocaso del Imperio español.

Durante años llevaron la vacuna hasta tres continentes, una auténtica hazaña para la época. Puerto Rico, Caracas, La Habana y México. Por el norte, la vacuna llegó a territorios tan lejanos como Texas en Estados Unidos, por el sur, hasta Chile. De ahí, zarparon hacia Manila, difundieron la vacuna también por Macao y Cantón (China), y llegaron hasta la isla de Santa Elena, posesión inglesa próxima a África en lo que fue, sin lugar a duda, la mayor proeza humanitaria de la historia.

Ilustración: Ramón Palmera

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