Skip to main content

Influencers que cambiaron el mundo: Hermanos Lumière

Ana Matías| 14 de octubre de 2023

Decía el locutor de radio Pedro Ruiz que “lo bueno del cine es que, durante dos horas, los problemas son de otros”, y es cierto. El cine, la ficción, la cultura y el arte son necesarias virtudes para nuestras vidas, de igual importancia práctica que la rueda, tal y como nos dejó claro la pandemia, y con igual poder sanador, o mayor, que una pastilla, por no hablar de sus bondades sobre la mente y el espíritu crítico, la forma en que entendemos el mundo. Esta forma fantástica, de evasión y realidad al mismo tiempo, fue la que revolucionaron, a finales del siglo XIX, los hermanos Lumière.


Auguste y Louis Lumière nacieron en Besanzón (Francia) en 1862 y 1864, respectivamente, aunque toda su infancia la pasaron en Lyon huyendo de la oscuridad prusiana que había invadido su localidad natal. Su apellido era en sí una fantástica premonición. Hijos de un fotógrafo con gran visión comercial, pronto comenzaron a trabajar en el taller de su padre; Louis como físico y Auguste como administrador. Desde muy jóvenes, la idea de poner en movimiento imágenes estáticas les llevó a patentar un significativo número de progresos y, en apenas una década, los Lumière constituyeron la mayor fábrica fotográfica de Europa, e incluso una marca de placas fotográficas que recibiría el nombre de ‘Etiqueta Azul’ por el color de la caja que las sostenía.


En el siglo XIX ya existían aparatos para dar movimiento a imágenes estáticas, pero los hermanos, a partir de la fascinación que les generó un quinetoscopio traído por su padre, inventaron el cinematógrafo, un aparato que imitaba el impacto de las imágenes sobre la retina humana y hacía las veces de cámara y proyector.


Registraron la patente del recién creado invento el 13 de febrero de 1895 y, ese mismo año, rodaron su primera película a la salida de su propia empresa: Salida de los obreros de la fábrica Lumière en Lyon Monplaisir, que fue presentada el 22 de marzo de 1895 ante una audiencia de 200 personas, miembros de la Sociedad para el Desarrollo de la Industria Nacional de París.

Nueve meses después llegaría su primera proyección comercial frente a cuarenta invitados, el 28 de diciembre de 1895 —en el Salón Indio del Gran Café de París—, en lo que sería un acontecimiento histórico de calado mundial sin vuelta atrás: el nacimiento del cine.


Existieron modelos anteriores a los propuestos por los Lumière, pero sus producciones demostraron ser menos viables que las pioneras proyecciones filmadas por los hermanos franceses, que pronto alcanzaron grandes cotas de éxito, aunque llegaran a afirmar, según cuenta la leyenda, que “el cine es una invención sin ningún futuro”, tan solo un negocio rentable que ellos supieron exportar hasta las más altas esferas de poder; afirmación en línea quizás con su holgada posición económica o su predilección por otras artes.

Tras esto, mientras Auguste Lumière retomaba sus estudios de bioquímica y fisiología, su hermano Louis patentó el fotograma y la fotografía en relieve. Ambos estuvieron detrás, asimismo, del autocromo, un innovador sistema para realizar fotografías en color que fue comercializado en 1907.

Hoy, el legado de los hermanos Lumière se sigue viendo en gran pantalla; sus cámaras perviven en los museos.

OTROS ARTÍCULOS DE ESTE AUTOR
NOTICIAS RELACIONADAS

Suscríbete ahora

LO MÁS DESTACADO