La revolución de la conectividad no ha hecho más que empezar
La conectividad propiciada por los gigantes tecnológicos ha alcanzado una escala sin precedentes: la amplitud, la profundidad y el acceso que brindan han revolucionado la forma en que interactúan las personas, empresas y organizaciones. Sin embargo, los inversores apenas están empezando a tomar conciencia de las implicaciones indirectas de esta conectividad de ámbito mundial.
El ejemplo paradigmático de Zoom: Un éxito de la noche a la mañana… nacido hace diez años
Hace ocho meses prácticamente nadie había oído hablar de Zoom. Actualmente se ha vuelto omnipresente entre las empresas y los particulares, y su cotización ha subido un 230%. Si la COVID-19 hubiera ocurrido en 2011 (el año de fundación de Zoom) o incluso hace un par de años, es poco probable que Zoom hubiera alcanzado el éxito que ha tenido o que lo hubiera hecho tan rápido.
Alcanzar escala
Zoom es un ejemplo de empresa que ha aumentado su tamaño rápidamente, pero hay muchos más. En 2007, Netflix empezó la transición desde la venta de DVD por correo hasta el streaming de contenidos y ahora cuenta con 180 millones de abonados. La aplicación de citas Tinder se lanzó en 2012 y cuenta con 60 millones de usuarios en la actualidad. La aplicación para desplazamientos en coche Uber se lanzó en 2011 y se calcula que contaba con 110 millones de usuarios en 2019.
Durante los últimos años, las empresas han sido capaces de alcanzar tamaños que anteriormente habrían tardado décadas en lograr. Lo han conseguido utilizando Apple, Facebook, Amazon y Google para comercializar y vender productos, y Amazon y Microsoft para disponer de infraestructura técnica.
Antes de la informática en la nube, las empresas que desembarcaban en un país o aumentaban sus suscriptores debían abrir oficinas en el país, contratar personal y comprar nuevos servidores. Ahora, todo es mucho más fluido: una empresa solo tiene que ampliar el uso de las plataformas. Además, las empresas pequeñas pueden utilizar la logística de Amazon para entregar productos. Los desarrolladores de aplicaciones en el ecosistema de Apple pueden vender sus productos en un país simplemente marcando la casilla correcta en el software.
Estamos en el arranque de una segunda oleada donde las empresas que utilizan estas plataformas pueden usar su conectividad para levantar negocios internacionales
El inicio de una segunda oleada de Internet
Los inversores siguen estando todavía muy obsesionados con las plataformas que suministran los gigantes tecnológicos y sus elevadas tasas de crecimiento. Muchos se preguntan si se han quedado fuera de la fiesta de la tecnología o si estas empresas están sobrevaloradas. Pienso que esas no son las preguntas pertinentes. Lo que le depare el futuro a estas empresas no es necesariamente lo más importante, sino cómo los sistemas y servicios que suministran han generado oportunidades para todo un abanico de empresas y sectores. Ahí es donde se encuentran las oportunidades.
La próxima fase de la expansión de la tecnología traerá consigo una ampliación del crecimiento de los usuarios y los ingresos desde el conjunto estrecho de actores conocidos hoy hasta un elenco de empresas más variopinto. Por ejemplo, las editoriales de juegos como Activision pueden aprovechar las plataformas, las aplicaciones sociales y de citas pueden ampliar sus bases de usuarios, los negocios de alimentación en Internet pueden llegar a nuevos mercados y los nuevos proveedores de servicios de streaming como Disney+ podrían cuadruplicar sus abonados hasta los 200 millones.
Hemos viajado a través de una primera oleada de Internet marcada por la conversión de las superplataformas en fenómenos de ámbito mundial. Actualmente, estamos en el arranque de una segunda oleada donde las empresas que utilizan estas plataformas pueden usar su conectividad para levantar negocios internacionales. A la revolución de la conectividad le queda mucho camino.