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Unicaja Banco, una debacle a punto de explotar

Pedro Ruiz| 21 de septiembre de 2023

Desde hace tiempo, los números 10 y 12 de la avenida de Andalucía -una de las arterías de Málaga, que conecta el centro con el oeste de la ciudad y viceversa- es uno de los puntos más conflictivos de España. Y es que en dicha localización se erige la imponente (pero cálida) sede de Unicaja Banco, la entidad que ha traído, y todavía lo hace, de cabeza al mundo de las finanzas, incluidos a los reguladores, al Gobierno, al Banco Central Europeo (BCE) y hasta a sus propios trabajadores y/o accionistas. Y es que la situación cada vez es más complicada, hasta el punto de que el futuro de la entidad nunca ha estado tan en el aire.

La entidad se enfrenta a tal cúmulo de problemas y despropósitos que hace que nadie sepa realmente a qué atenerse. Al fin y al cabo, cualquier detonante puede ser la mecha que acabe haciendo volar al resto. En principio, Unicaja tiene problemas evidentes en su negocio; de hecho, en un año de beneficios récord para todos los bancos (por los estragos del euríbor) es el único que ha ganado menos que hace un año. En especial, en lo que tiene que ver con los clientes de alto poder adquisitivo. 

También tiene que ver la lenta desaparición en muchas regiones de España. Por último, la gobernanza del banco está muy debilitada, los empleados siguen desconfiando de los directivos y los gigantes del sector están cercando a la entidad como si fuera una presa que cobrarse próximamente. Todo ello ha terminado formando un cóctel explosivo cuyo desenlace final parece difícil de conocer.

 

LA LASTIMOSA RENTABILIDAD DE UNICAJA

La lastimosa rentabilidad de Unicaja, con un ROE (beneficios entre fondos propios) de apenas el 6,6%, es sin duda la cifra que acapara todas las miradas. Al fin y al cabo, esa cifra es el resultado de todo el trabajo realizado por la compañía y lo que demuestra que la situación es muy desafiante. Más si cabe, cuando el contexto es excepcionalmente bueno (como reflejan los resultados de sus competidores) con los tipos de interés en niveles no vistos desde el 2001, sin necesidad aparente de pagar por los fondos (por el exceso de liquidez) y con la economía española creciendo con fuerza.

Al final, poca gente entenderá que el beneficio semestral de Unicaja ha caído un 13%, mientras que: Banco Santander ha cerrado su mejor semestre en España en más de una década (además, con beneficio récord), BBVA ha logrado también un semestre récord (especialmente en España), Banco Sabadell ha ganado casi un 50% más y Bankinter un 54% más. Ese es el drama de la entidad.

 

 

Para encontrar la respuesta ya no sirve mirar como hace años a los elevados costes por el número de empleados y las oficinas; de hecho, su ratio de eficiencia del 47% es bastante bueno, por ello hay que ir más allá. En concreto, al tipo de cliente que tiene Unicaja y al poco volumen de crédito que da la entidad. Y es que si se mira la ratio de préstamos sobre depósitos (el famoso loan to deposits o simplemente LTD) se comprueba que está en el 78,6%, una de las más bajas del mercado. Eso significa que la entidad malagueña o bien tiene muchos problemas para dar crédito o los tiene para encontrar clientes solventes para concederlos.

 

EL CLIENTE DE UNICAJA

Encontrar clientes solventes (entiéndase como clientes con ingresos estables y por encima de la media) parece ser un problema recurrente en el banco. Una pista de ello, por ejemplo, nos lo da la propia entidad, que reconoce que “el importe medio depositado por los clientes está cerca de los 20.000 euros”. Además, se añade que la entidad ha tenido muchos problemas para retener a sus clientes acaudalados. En concreto, Unicaja ha tenido que elevar notablemente el interés que les paga (sacrificando una parte importante de su margen de intereses) y que aun así han salido del banco “tickets (cuentas) de elevado importe”.

Lo anterior, plantea un problema importante, ya que si bien otorga al banco cierta estabilidad en cuanto a depósitos, el bajo apalancamiento financiero (volumen de créditos) hace imposible dar un salto cuantitativo en rentabilidad aun con la fuerte subida del euríbor. Para qué se entienda, Bankinter, el banco que mejor rentabilidad tiene en España y que mejor capitaliza, tiene un LTD cercano al 100%, una cifra que teóricamente es la correcta para dicha ratio. Por ello, Unicaja ha intentado atacar este problema por una vía directa: crear hipotecas específicas y generalizadas para clientes con ingresos superiores a los 2.500 euros; además, aparentemente, con los precios más bajos del mercado.

 

La cuota en el mercado hipotecario en España se ha reducido del 8,4% al 7,3%, lo que supone un 13% menos.

 

Pero esa estrategia, por el momento, no parece estar funcionando. Así, durante los tres primeros meses del 2023, Unicaja formalizó la mitad de hipotecas que en el mismo periodo un año antes. Si lo extendemos hasta los seis meses, de enero a junio, la cifra mejora algo, hasta el 36%, pero sigue muy lejos de lo firmado en 2022. Todo eso ha hecho que la cuota en el mercado hipotecario en España se haya reducido del 8,4% al 7,3%, lo que supone un 13% menos. 

 

DE LA GOBERNANZA IMPOSIBLE A UNA PLANTILLA EN PÍE DE GUERRA

Todos esos problemas se añaden a los más conocidos de gobernanza. Durante el último año y medio, en Unicaja ha habido una verdadera guerra entre el que era hasta junio su consejero delegado, Manuel Menéndez, y el resto del Consejo de Administración, en especial, la Fundación Unicaja, máximo accionista. Esa pugna no solo ha erosionado a la entidad, volviéndola errática y cronificando sus problemas, sino que también la ha puesto en el punto de mira del BCE y del Gobierno. La solución ha sido la llegada de Isidro Rubiales como nuevo CEO, un hombre de la casa que conoce bien la situación y los problemas que atenazan al banco.

Pero Rubiales solo es un parche temporal, al menos, hasta que pueda cuadrar las cifras de negocio y también aliviar las tensiones con la plantilla. De hecho, los sindicatos de Unicaja ya están exigiendo reunirse con el nuevo CEO para hablar sobre la situación, aunque todavía no hay respuesta. “Hasta ahora casi todo el mundo estaba de vacaciones y también por eso no se ha producido una respuesta, por eso vamos a reiterar la petición de esta reunión, porque ya es septiembre y urge retomar la negociación”, explicaban recientemente. Una reunión que debería traer “la paz laboral de cara a otoño”, si no, el resultado puede ser un nuevo estallido laboral.

Y, por si fuera poco, en el fondo de todo esto parece estar el resto de bancos españoles que podrían estar intentando añadir Unicaja a sus balances, lo que añade más tensión. En principio, parece difícil que pueda ocurrir, pero si el precio del banco sigue cayendo (ya está en negativo en lo que va de año) todo podría pasar y eso es más factible si el banco termina saltando por los aires, como apunta la difícil situación por la que atraviesa.

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