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¿Cómo se vende nuestra información personal?

Redaccion| 17 de junio de 2024

Uno de los mayores miedos que tenemos cuando introducimos información personal en alguna página web es quién puede ver esos datos y qué puede hacer con ellos. Este es un miedo que se ha incrementado en los últimos meses, con el ciberataque a Air Europa que dejó al descubierto datos financieros de sus clientes.

Sin embargo, las empresas no tienen que sufrir un hackeo para que toda tu información vaya a parar a manos no deseadas. 

A la sombra de la red existe un mercado que negocia con nuestros datos personales. Estos no son otros que los denominados data brokers, es decir, empresas que se dedican a vender nuestra información personal. Estos datos son muy valiosos para otras empresas, en especial para temas de marketing. Pero no basta solo con obtener esta información, sino que es necesario crear perfiles completos de las personas, procesando millones de datos privados. 

Pero ¿cómo consiguen esta información? Fácil, nosotros mismos la damos sin darnos cuenta. Todos sabemos que nadie da duros a pesetas o, dicho de otra manera, nada en esta vida es gratis. Y cuando decimos nada es nada. Buscar información o navegar a través de Google, Instagram o Microsoft supone que, a cambio de que todo sea accesible y a 0 euros, debemos dar todos nuestros datos. Esto lo firmamos en el momento en que aceptamos los términos y condiciones de uso. 

Aunque muchos de estos datos los damos nosotros ‘libremente’, también existen otras empresas más pequeñas que trafican, sin que nos demos cuenta, con mucha de nuestra información personal. Estos data brokers, según detalla LISA Institute, son empresas que recopilan datos personales de internet para vendérselos a otras empresas con fines lucrativos. Aunque para nosotros sean absolutas desconocidas, nosotros para ellas no. Para reunir todos estos datos, estas empresas rastrean en páginas tanto públicas como privadas, es decir, analizan nuestras redes sociales y pueden acceder a partes de nuestro historial de navegación donde son capaces de encontrar, incluso, información sanitaria o censos demográficos. 

¿QUÉ DATOS LES INTERESAN? 

Otra de las grandes cuestiones es saber por qué tienen tanto interés en conseguir datos. Esto es simple. Todas las empresas quieren saber con exactitud cómo es su público para perfilar sus productos según esos gustos. En la actualidad se considera que los datos son ‘el petróleo del siglo XXI’, y los tratan como una nueva materia prima con grandes beneficios económicos, políticos y sociales y, desde luego, ese es el rédito que les sacan. 

Aunque hay miles de lugares donde estos data brokers pueden recopilar la información, lo cierto es que es a través de las redes sociales donde más datos recopilan. Sin embargo, la clave no está en la simple recopilación de documentos, sino en su procesamiento, es decir, en cómo se trata toda esta información y se construye el perfil de las personas. Estos perfiles se venden a las bases de datos de compañías sin que los usuarios lo sepan. 

Estas compañías minan todo tipo de datos, como la edad, etnia, género, altura, peso, estado civil, preferencia sexual, preferencia religiosa, afiliación política, ocupación, ingresos familiares, patrimonio, estado de propiedad de vivienda, hábitos de inversión, qué productos compras en internet o qué hábitos de salud tienes. Para recopilar todos estos datos, los data brokers suelen acudir a los sitios web donde nos registramos y a las cookies

Una vez han recabado toda esta información, estos brokers venden los perfiles a diversas organizaciones para publicidad o marketing. Esto es algo que, sobre plano, parece que tienen en común otras compañías como Google, Facebook o X. La diferencia entre unos y otros, según la firma de ciberseguridad Kaspersky, radica en que la venta de información muchas veces pasa inadvertida, pues la actividad de estas compañías permanece oculta para la mayoría de los usuarios. 

Los data brokers se hacen con la información personal de los usuarios, como la edad o la ideología, para vendérsela a terceros 

Aunque parezca novedoso, lo cierto es que la preocupación por estas actividades viene alertando a las diferentes organizaciones desde 2007. En concreto, un informe del instituto de investigación en políticas públicas de Estados Unidos, el Congressional Research Service, ya constataba la preocupación que causaba “la vasta cantidad de información personal que los data brokers recogen y el acceso inapropiado a esos datos”. 

La única forma que hay de protegernos de estos delincuentes es a través de unas leyes duras. Sobre plano, esto es lo que pretende el Reglamento General de Protección de Datos, que garantiza un alto nivel de privacidad a los usuarios de la Unión Europea. Sin embargo, hay fallas en las que se cuela la actividad de estas empresas. 

Es por eso que, para tratar de proteger nuestros datos, LISA Institute recomienda leer todas las políticas de cookies y los términos y condiciones de uso de las webs. Una vez hecho esto, conviene que nos preguntemos si realmente es necesario que conozcan toda la información que nos piden. Es lo único que puede hacer que valoremos el impacto que puede tener entregar toda nuestra información.

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