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Así es el apagón eléctrico que impondrá Bruselas a España

Pedro Ruiz| 7 de septiembre de 2022

Tras muchos meses de amenazas, elucubraciones y cálculos, los peores presagios se han cumplido: Rusia ha cerrado el grifo del gas a Europa. En las últimas semanas ya parecía claro el desenlace, pero parece que finalmente se ha producido en esta semana. Los europeos se enfrentan a un futuro incierto con algunas ventajas respecto a hace unos meses. En primer lugar, los almacenes están casi llenos en el viejo continente. Además, los políticos europeos se han movido para frenar el consumo y topar los precios disparados. Pero la pregunta es: ¿será suficiente o habrá un apagón eléctrico obligatorio?

En condiciones normales, país a país, este corte no supondría un mayor problema para España. Por suerte, las tuberías españolas no sólo están conectadas a otros socios más confiables, sino que además existe una amplia capacidad de regasificación. En pocas palabras, eso significa que somos capaces de tratar el gas licuado que llega por barco y volverlo a transformar en gas natural listo para consumir. Y en eso somos uno de los países punteros de Europa. Pero esto no va de individualidades, sino de un colectivo que por desgracia no anda tan sobrado.

De hecho, reconocía Ursula Von der Leyen no hace mucho que “debemos asegurarnos de que, en caso de interrupción total, el gas fluya hacia donde más se necesita”. Así que hay que pensar de forma colectiva. Y en ese momento llegan los problemas. En primer lugar, porque Alemania durante muchos años ha ido entregando su soberanía energética a Vladimir Putin. Así, al calor de las ayudas rusas, en precios y cantidades, la industria germana ha podido florecer. Pero ahora sin esos privilegios (o directamente sin gas) se está marchitando.

 

LOS ALMACENES LLENOS SOLO DAN PARA UN PAR DE MESES

Alemania necesita a Rusia en hasta un 50% para su ingesta energética. Una cifra tan alta que es imposible sobrevivir cuando se cierra el grifo, por lo que toca arrimar el hombro a todos los países. Por ello, la Comisión Europea planteó una hoja de ruta para intentar hacer frente a esa desgracia. El plan contenía cuatro puntos: aumentar los niveles de almacenamiento de gas, diversificar las fuentes de energía, fomentar la reducción de la demanda y el racionamiento. El más importante es el primero de ellos. También por suerte parece que es el que mejor evoluciona. 

El año pasado muchas empresas se negaron a comprar gasolina a precios inflados por la manipulación rusa. Los niveles en los tanques de almacenamiento bajaron precariamente, pero el clima templado salvó a Europa. Este año, un plan aprobado por el Parlamento Europeo exigió una tasa de llenado mínima del 80% para el almacenamiento de gas antes del 1 de noviembre. Una misión que prácticamente han cumplido todos los países, aunque algunos como Bulgaría, Rumania o Hungría están en un limbo peligroso. Así, el problema ya no solo se centra en Alemania principalmente.

En cuanto al resto. Las fuentes alternativas han funcionado bien, ya que los altos precios pagados han atraído una gran cantidad de buques metaneros desde América. Eso ha ayudado en parte a mejorar el nivel de almacenamiento. Pero las buenas noticias acaban ahí. Las fuentes alternativas energéticas, que se refiere principalmente a las renovables, todavía están muy lejos de poder asumir el agujero que deja el gas ruso. Por último, el gran caballo de batalla en los próximos meses será lograr una reducción en el consumo antes de obligar a racionamientos. Esa parte parece abocada al fracaso.

 

¿CÓMO SE ARTICULA EL APAGÓN ELÉCTRICO EN EUROPA?

La puesta en marcha de un plan para reducir el consumo de gas en la Unión Europea empezó de la manera más común y normal posible: con largas y extenuantes reuniones entre políticos y técnicos. Y el resultado fue el que cabría esperar: una cifra redonda bastante ilustrativa, del 15%, pero ensombrecida por un gran número de excepciones. Al final el plan es un queso gruyere que si ya tenía pocos visos de funcionar cuando Rusia todavía bombeaba gas, ahora parece que tendrá muchos más problemas para ejecutarse.

Y eso solo lleva a un sitio: un apagón eléctrico obligatorio. Los ministros que se reunieron en Bruselas dejaron la puerta abierta a esa posibilidad, aunque aseguraron que sería en última instancia. Pero parece cada vez más cercano. Al fin y al cabo, pese a que los almacenes están llenos, no son tan grandes como para mantener por sí solos la demanda más allá de dos meses, como en el caso de España. Por ello, ya se está trabajando en una hoja de ruta para racionalizar el gas a través de cortes. Primero será la industria más intensiva en energía y gas. Más tarde, le llegará el turno a los hogares.

En definitiva, Europa se enfrenta a un invierno bastante más duro del que muchos esperan o dibujan. Una de las grandes esperanzas es que no sea excesivamente frío, lo que ayudaría a mitigar la demanda y a que el apagón eléctrico obligatorio sea más llevadero. De hecho, eso ya ocurrió el año pasado. Pero si por el contrario las temperaturas caen con fuerza y de manera sostenida, el problema se agravará y los cortes serán más profundos. 

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