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La banca en la sombra y la FED están a punto de tumbar el sistema bancario

Pedro Ruiz| 31 de marzo de 2023

Corría el año 2014, cuando Mark Carney, gobernador del Banco de Inglaterra en aquel entonces, no vaciló al elegir ‘la banca en la sombra’ como el mayor peligro para la economía mundial. Un par de años más tarde, Janet Yellen, como presidenta de la Reserva Federal, admitió que los bancos en la sombra planteaban “un gran desafío”. Ahora, aquellos vaticinios apocalípticos empiezan a tener sentido. Y es que el sistema financiero que trabaja al margen de los reguladores lo hace a ‘oscuras’, y podría tumbar próximamente el sistema bancario de Estados Unidos.

Para entender cómo, primero conviene romper la mística seductora que desprende dicho término. Y es que el término ‘banca en la sombra’ siempre ha sido muy seductor tanto por su propio nombre -especialmente en inglés shadow banking– como por el aura de misterio que le rodea. Aunque más bien no son más que relatos fantasiosos para vender periódicos. 

En realidad, el término shadow banking fue acuñado por Paul McCulley, de PIMCO, una firma de inversión de tamaños colosales. Y si en un principio se utilizó para describir los vehículos riesgosos fuera de balance creados por los bancos para vender préstamos reempaquetados como bonos, ahora ya se utiliza de forma más general. De hecho, sirve para describir a todos los intermediarios financieros que realizan actividades similares a los bancos, como pueden ser: plataformas de pago móvil, casas de empeño, sitios web de préstamos entre pares, fondos de cobertura y plataformas de negociación de bonos creadas por empresas de tecnología. Incluso gigantes como gestoras de activos.

 

¿POR QUÉ LA BANCA EN LA SOMBRA PUEDE TUMBAR EL SISTEMA?

La banca en la sombra siempre ha estado vigilada muy de cerca por su despreocupada vocación de dar préstamos; al fin y al cabo, al no estar regulada puede apalancarse enormemente sobre un tipo de cliente que en algunos casos es de mucho riesgo. Además, desde la crisis bancaria de 2012 no ha parado de crecer aprovechando los problemas y las exigencias por las que han atravesado las entidades tradicionales. Así, mientras que los bancos tenían que aprovisionar grandes cantidades de capital por prestar dinero a según quien, los operadores fuera del mercado no tienen tantas restricciones.

Pero ahora a ese problema de apalancamiento y crédito dudoso se le ha unido otro factor decisivo más (que hasta hace poco era impensable): la capacidad de estos de robar dinero y depósitos a la banca tradicional, de manera crítica, llevando a los bancos (especialmente a los pequeños) a una descapitalización y, en el peor de los casos, a pasar por verdaderos problemas de liquidez. Tanto es así, que las entidades más pequeñas estadounidenses han visto como en las últimas semanas han perdido volúmenes récord de ahorros de sus hasta ahora clientes más fieles. 

 

banca en la sombra.

 

Los problemas son evidentes. A mitad de marzo, los bancos que no son las 25 instituciones más grandes habían perdido 141.000 millones en depósitos este año, lo que equivale a casi el 5% de los que no están cubiertos por el seguro federal de depósitos (que tiene un tope de 250.000 por cliente). A eso hay que sumarle que en 2022 desaparecieron del sistema de depósitos (fueron a parar a otras instituciones que no son bancos) otro medio billón de dólares. A eso se le añaden casi cuatro billones en pérdidas no realizadas: bonos que han perdido su valor pero los bancos prefieren no valorarlos ahora, y que suponen más de la mitad de sus colchones de seguridad de capital básico.

 

EL INVENTO DE LA FED (EN 2013), CAUSANTE DEL DESASTRE

Pero ¿cómo casa que los depositantes ahora estén retirando sus depósitos con fuerza de los bancos y que sea la banca en la sombra los que lo recibe? La respuesta tiene que ver con un instrumento creado por la Reserva Federal en 2013, denominado repo inverso, con la vertical subida de tipos y unos gigantes que están absorbiendo cantidades inmensas de dinero llamados fondos monetarios. Todo ello, junto a un evidente problema de falta de confianza por la quiebra de algunos bancos estadounidenses, metido en una coctelera, podría hacer detonar el sistema bancario estadounidense.

Para entender, vayamos por partes. Una repo normal es una transacción en la que una entidad toma prestada liquidez, de competidores o de la FED, y deja a cambio unas garantías. En ese trato, se hace una promesa de devolución y se fija un precio. Pues bien, en una repo inversa dejas el dinero y te llevas las garantías; en este caso suelen ser bonos a corto plazo, que luego prometes devolver a un precio pactado. La Reserva Federal utiliza ambos instrumentos para mantener la tasa monetaria estable, de tal manera que el primero expande la liquidez, mientras que la segunda la seca.

¿Qué está ocurriendo ahora? Básicamente, que las entidades en la sombra (fondos monetarios en especial) están usando las repos inversas para depositar liquidez y tomar garantías (bonos) porque tras la fuerte subida de tipos los precios son muy atractivos. De hecho, la FED elevó la tasa de las transacciones de repos inversos hasta el 4,8% -en febrero de 2022 estaba al 0,05%-; por el contrario la tasa actual de los depósitos es del 0,4%. El resultado es que la cantidad de fondos del mercado monetario estacionados en la Reserva Federal a través de la facilidad de recompra inversa (y, por lo tanto, fuera del sistema bancario) ha aumentado en medio billón de dólares.

De ahí viene todo el desajuste que se está produciendo en Estados Unidos. Y también por qué es tan importante. Hay una frase manida que dice que, por definición, un banco es una entidad quebrada, ya que si todos los clientes van a la vez a retirar su dinero será imposible devolverlo. Esa sentencia, en sí misma, no tiene mucho sentido, ya que es como decir que una aseguradora es una empresa quebrada porque si todos los coches o casas que tiene asegurados sufren un accidente… es algo obviamente improbable. Pero no lo es si se trata de una aseguradora pequeña cuyo negocio se centra en una población que sufre una catástrofe natural. En este caso, el desastre son dos: la FED y la temida banca en la sombra.

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