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¿Cuáles son los desafíos de 2030 para las nuevas generaciones?

Maddalena Liccione| 20 de abril de 2021

Según una encuesta realizada por la UNESCO en el año de la crisis, el cambio climático y la desaparición de la biodiversidad representan los desafíos globales más urgentes de la próxima década. Las claves para rentabilizar las inversiones y colaborar por un mundo mejor.

El 67% de los ciudadanos del mundo considera que el desafío más importante al que nos enfrentamos son el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, de acuerdo con una encuesta llevada a cabo entre mayo y septiembre de 2020, por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

La encuesta The world in 2030 ha permitido que más de 15.000 ciudadanos, en 25 idiomas, compartan sus puntos de vista sobre los desafíos más urgentes de la próxima década (un panel compuesto en un 57% por menores de 35 años y un 35% de personas muy jóvenes, menores de 25 años). Otros asuntos también son motivo de preocupación para estos, tales como la violencia y el conflicto, seleccionado por un 44% de ellos; la discriminación y la desigualdad, seleccionado por un 43%; o la escasez de alimentos, agua y vivienda, que también preocupa al 42%.

 

La transición a las finanzas ecológicas, de desafío a necesidad


¿Se pueden resolver estos problemas invirtiendo en energía verde y economías sostenibles?
“Invertir en energía renovable o energías alternativas a las tradicionales en las que la emisión de gases de efecto invernadero, por ejemplo, es menor, no cabe duda que ayuda, pero no es suficiente”, explica Ana Guzmán, directora de impacto en Portocolom AV, agencia de valores, especializada en asesoramiento, diseño y seguimiento de carteras sostenibles y de impacto.

Es necesario que se invierta en soluciones que mejoren la eficiencia energética, por ejemplo, pero sobre todo y de manera muy importante, en investigación, innovación y desarrollo (I+D+I). Y por encima de eso, es necesario que haya una respuesta coordinada de todos los actores implicados en la sociedad: ciudadanos, empresas, gobiernos, legisladores, etc. para que se produzca una acción conjunta en cambios de hábitos de consumo, mayor concienciación acerca de la necesidad de cambiar el modelo de producción, mayores exigencias a las empresas tanto por el lado de la financiación como por el de la inversión, incentivos que promuevan esta transición, y un foco claro en la innovación”.

«Sostenibilidad y cortoplacismo no son buenos compañeros»

“Otro aspecto que consideramos que es esencial es que cobremos consciencia de que sostenibilidad y cortoplacismo no son buenos compañeros y eso es especialmente importante en el mundo de la gestión de activos: no podemos exigir a las empresas que de la noche a la mañana cambien todo su modelo de producción y de negocio, hemos de buscar aquellas empresas que hagan una transición ordenada. Solo así podremos conseguir los mayores impactos positivos en el medio y largo plazo, y no nos quedaremos en meras actividades de marketing y lavado de cara (greenwashing)”.

 

Inversión con impacto e inversión para impactar


En Portocolom AV distinguen entre inversión con impacto e inversión para impactar.
La inversión con impacto busca la creación de valor económico de forma que también genere valor para la sociedad. “Estaríamos hablando de negocios tradicionales cuyo objetivo es tratar de hacer las cosas de manera cada vez más responsable, no solo maximizando valor para sus accionistas, también para el entorno”, destaca Guzmán.

«Se desmonta el mito de que la inversión sostenible es menos rentable que la tradicional»

La inversión para impactar tiene como base la innovación social y se centra en buscar soluciones que respondan a un problema social o medioambiental. “A la hora de tomar decisiones, el factor diferencial es el impacto positivo que tenga la empresa, por lo que el inversor está dispuesto a tener un horizonte temporal mayor y a maximizar el trinomio rentabilidad financiera, riesgo e impacto. Por el lado del empresario, su empresa no habrá tenido éxito si al retorno financiero no le acompaña el retorno proveniente de dar respuesta al reto social o ambiental que se había propuesto. Entender e interiorizar esta distinción es importante puesto que da respuesta a las bondades de integrar estos factores en las carteras. En definitiva, se desmonta el mito de que la inversión sostenible es menos rentable que la tradicional”.

 

¿Cómo rentabilizar las inversiones y colaborar a un mundo mejor?


“Como actores comprometidos, estamos convencidos de que el mundo de la inversión debe contribuir activamente a esta transición ecológica”, explica Nicolas Jacob, CEO de ESG Research, ODDO BHF Asset Management. “Nuestra estrategia ‘Green Planet’ pretende participar en esta reasignación masiva de fondos a través de cuatro subtemas que, en nuestra opinión, ofrecen un importante potencial de crecimiento en toda la cadena de valor de la transición ecológica: la energía limpia, la eficiencia energética, la movilidad sostenible y la preservación de los recursos naturales.

«Con el objetivo de captar las mejores oportunidades de inversión en un universo global y detectar las tendencias más prometedoras, hemos implementado un innovador proceso de inversión impulsado por la inteligencia artificial y el uso de algoritmos de procesamiento del lenguaje natural (PLN). En la actualidad, alrededor del 80% de los datos del mundo no están estructurados y esta tecnología nos permite procesar hasta 4 millones de conjuntos de datos al día, lo que supone una verdadera ventaja competitiva en nuestro proceso de inversión y nos permite seleccionar empresas de todos los tamaños con el objetivo de identificar a los líderes del mañana”, añade.

 

El trinomio rentabilidad – riesgo – impacto


Al igual que Markowitz introdujo en 1952 el concepto de riesgo asumido en relación con la rentabilidad de las inversiones y hoy es impensable hablar de rentabilidad sin asociarla con este, “creemos que en el futuro el trinomio rentabilidad – riesgo – impacto conseguido será la manera habitual de considerar las inversiones”, comenta Ana Guzmán.

«La sostenibilidad no es una temática de inversión, sino una nueva manera de entender la sociedad»

“En este sentido, y dado que nos encontramos en un cambio de paradigma en el que la sostenibilidad no es una temática de inversión, sino una nueva manera de entender la sociedad y cómo las empresas se relacionan con su entorno, creemos que aquellas empresas que adopten una estrategia a largo plazo en la que tengan incorporado este modelo de relación, con los distintos grupos de interés con los que tienen relación y una visión innovadora capaz de adaptarse al nuevo entorno, serán las que obtengan mayor rentabilidad a largo plazo. En definitiva creemos que, poner la manera en la que las empresas contribuyen a un mundo mejor en el centro del análisis fundamental de las inversiones, es la manera de obtener atractivos retornos de manera consistente a largo plazo”.

 

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