Adiós a Gento, el vendaval cántabro que se alzó como leyenda en el Madrid
Francisco Paco Gento López ha fallecido en Madrid este martes 18 de enero de 2022 a los 88 años. La ‘Galerna del Cantábrico’ como se le llamaba por su origen norteño es considerado uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. Un extremo izquierdo potente y endiabladamente rápido que con el paso de los años pasó de ser una amenaza a una condena segura para cualquier defensa. Para la historia quedan sus increíbles récords en forma de títulos ganados con seis copas de Europa y 12 Ligas. Aunque todavía más importante era la admiración y el respeto que sentían por él sus compañeros.
Gento nació en Guarnizo, una pedanía del municipio de El Astillero (Cantabria, España) en octubre de 1933. El cántabro destaco desde muy joven por poseer una velocidad inaudita y descontrolada capaz de dejar atrás a cada rival al que se enfrentaba. Un portento físico que tras pasar por distintos clubes de la región terminó por recalar en el club más importante de la región, el Racing de Santander. De hecho, entre ambas localidades apenas había cuatro kilómetros, lo que ayudó a que su salto a la profesionalidad fuera más natural. Pero como las arrancadas del propio futbolista, su vida cogió demasiada velocidad.
En apenas un par de partidos al máximo nivel, en concreto 14, el histórico Santiago Bernabéu lo fichó para el Real Madrid. Un fichaje recomendado por tras Álvaro Bustamante, vicepresidente de la época y cántabro de nacimiento. El movimiento fue ciertamente importante para la época, y el escaso bagaje profesional de aquel chaval cántabro, ya que se pagó un millón y medio de pesetas y la cesión de dos jugadores. Ya no habría vuelta atrás. Aunque la carrera de Gento en el club blanco no cuajó desde el primer minuto. De hecho, se cuenta cómo el propio Bernabéu intentó devolverle al Racing y el propio Alfredo Di Stéfano salió en su auxilio: “Es un portento. No se puede desaprovechar a un muchacho que tiene 19 o 20 años. No se puede perder a un jugador de esa naturaleza”.
RIAL CAMBIÓ A GENTO PARA SIEMPRE
Aquella conversación entre La Saeta y Bernabéu derivó más tarde en un aspecto que terminaría siendo decisivo para dar forma a quizás la maquinaria ganadora más eficaz de la historia: el Real Madrid de las cinco copas de Europa. Di Stéfano explicó al presidente la conveniencia de fichar a un compatriota y gran amigo suyo, Héctor Rial. El argentino destacaba por su técnica depurada y su calidad para dibujar líneas imposibles sobre el terreno de juego. Una cualidad especialmente buena cuando en uno de los extremos tienes a un portento físico que hace cualquier pase bueno. Rial mejoró a Gento, pero Gento también ayudó a que Rial se luciese.
“Yo le daba el balón y salía corriendo, Rial me echaba la pelota y yo llegaba al sitio a la vez que ella. Todo el mérito era de Héctor”, explicó en alguna ocasión el propio Gento. Pero tampoco hay que quitarle mérito al cántabro, al fin y al cabo, su esfuerzo y dedicación le hacían ser mejor cada día. Especialmente, cuando empezó a asimilar que el desborde es más una cosa de tiempos, frenar y arrancar, que una simple carrera en línea recta. Para muchos de sus compañeros Gento no fue Gento hasta el día que aprendió a frenar. Con ello llegó el resto como acertar el momento de la arrancada, su capacidad para arrancar y frenar en seco, así como sus centros y disparos cruzados.
Para aquel entonces el Real Madrid era una máquina de triturar rivales. No era para menos, porque aunque a veces se olvide, la delantera en la que Gento sobresalía con el 11 a la espalda ha sido una de las mejores de la historia con Rial, Kopa, Di Stéfano, Puskas y Gento. Con esos nombres el dominio de Europa para los jugadores y aficionados pasó a ser algo naturalizado. De hecho, el equipo disputó ocho finales de la Copa de Europa de las que ganó seis. Las cinco primeras fueron seguidas, gracias a la predominancia de aquella delantera de ensueño que con el tiempo fue mutando.
HOMENAJEADO EN ACTIVO, EN SU RETIRADA Y PROBABLEMENTE EN SU ADIÓS DEFINITIVO
Finalmente, la sexta se alcanzó seis años más tarde, pero ahí seguía Gento. De hecho, ese hecho quizás habla más de él que cualquier otra aptitud anterior. Al fin y al cabo, los jugadores explosivos como el cántabro son de mecha corta que muchas veces se queman rápido, si no existe una transformación del jugador. Además, en aquellos tiempos el desgaste provocado por la edad era todavía mayor. Aun así, Gento siguió como un referente, aunque sin tanta luz, lo que habla de su oficio, trabajo y constancia.
Su adiós de los terrenos de juego no se hizo sin ser homenajeado por el club. Uno de los pocos jugadores que pueden decir que recibieron un reconocimiento similar, mientras estaba en activo. Una vez retirado recibiría otros dos homenajes más. Ahora, tras su muerte es muy probable que reciba alguno más todavía. Un reconocimiento merecido, pero que nunca había sido buscado. De hecho, Gento siempre mostró un perfil bajo fuera de los focos. Para la historia quedará muy probablemente su increíble bagaje en forma de títulos. Para los que lo vieron, sin embargo, serán sus imparables galopadas, sus recortes inverosímiles a toda velocidad y su liderazgo dentro del mejor equipo de la historia.
Unos recuerdos, sean los unos o los otros, que no hacen más que reforzarle como una leyenda. No solo para el Real Madrid, sino también para el fútbol español y mundial.