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La historia detrás de la Lotería

Ana Matías| 17 de diciembre de 2022

El 10 de diciembre de 1763, bajo el reinado de Carlos III, se celebró en España el primer sorteo de la Lotería Nacional, uno de los juegos de azar más populares del país que acumula una recaudación millonaria.

El reinado de Carlos III de Nápoles y Dos Sicilias trajo a España la influencia italiana. En 1763, el recién llegado monarca que vino para sustituir a su hermano Fernando VI, censuró, vía decreto, los juegos de azar en España: “Prohíbo que las personas estantes en estos reinos, de cualquier calidad y condición que sean, jueguen, tengan o permitan en sus casas los juegos de banca o faraón, baceta, carteta, banca fallida, sacanete, parar, treinta y cuarenta, cacho, flor, quince, treinta y una envidada, ni otros cualesquiera de naipes que sean de suerte y azar”.

A excepción de uno. En ese mismo decreto se instauraba, siendo ministro de Hacienda el marqués de Esquilache, la lotería primitiva, un sorteo venido de la misma Nápoles cuya recaudación iría “en beneficio de los hospitales, hospicios y otras obras pías” bajo dificultosas normas y estrictas reglas, para lo que se publicaron diversos manuales de instrucciones como la Demostración en que se da un método fácil para jugar a la nueva Lotería de Madrid, que fue encargada al propio director de la lotería napolitana, José Peya.

 

Portada del manual de instrucciones ‘Demostración. En que se da un método fácil para jugar a la nueva Lotería de Madrid’, de José Peya.

 

Lo cierto es que, a mitad del siglo XVIII, la Hacienda Pública atravesaba momentos difíciles, a pesar de las continuas reformas fiscales, y la lotería pronto constituyó un monopolio más, como el del tabaco, que serían claves en el mandato de Carlos III. Hoy, casi 200 años después, aún genera una importante fuente de ingresos para el Estado.

 

La lucha o la suerte

Acto del sorteo de lotería en el siglo XVIII.

El origen del término ‘lotería’ tiene varias teorías. Algunos investigadores afirman que procede del sustantivo italiano lotta –lucha–, por la batalla metafórica que se establece entre el jugador y la suerte. Este a su vez podría provenir del latín loterus, que se utilizaba para hacer referencia a la suerte que porta cada persona. Otros suponen que deriva directamente del alemán lot, que significa suerte o azar. No obstante, la evidencia más antigua de los primeros billetes de lotería reside en China. Allí se tiene constancia de cómo los billetes keno –juego que aún se mantiene en los casinos chinos actuales– bajo la Dinastía Han en el siglo III a.C. ayudaron a financiar la construcción de la Gran Muralla.

Paralelamente, en Italia, ya se hacían descripciones de este tipo de juego en la Saturnales de la Antigua Roma, que curiosamente coinciden con nuestra actual Navidad. Se sospecha ahí el origen europeo del juego, para amenizar las  celebraciones mediante partidas de azar. Se distribuía mediante billetes. Al principio, se sorteaban premios o méritos de escaso valor en época de Augusto para alcanzar los mil billetes con premio diarios en época de Nerón, con lo que algunas familias consiguieron alcanzar verdaderas fortunas. Más adelante, el excéntrico Heliogábalo combinaría lotes de precio elevado con otros de escaso valor como, por ejemplo, doce esclavos y doce garbanzos, para algarabía de sus invitados.

Ya entrada la Edad Media, en el siglo XV, se registraron los primeros sorteos de lotería en los Países Bajos, donde las autoridades financiaron con este método puntual obras públicas de Utrecht, Gante y Brujas. De vuelta a Italia, en Milán, por estos mismos años se realizó el primer sorteo público de lotería que tenemos documentado en la historia con el objetivo de financiar las campañas militares de la ciudad-Estado contra Venecia. Pero, en otras regiones de Italia, la tradición del sorteo venía de antiguo.

En la República de Génova, llevaba tiempo echándose a suertes el nombre de los cinco senadores que debían ocupar determinadas plazas. Para ello, se metían en una caja cincuenta bolas, cinco de ellas marcadas, que serían los cargos vacantes. Los votantes, que desconocían el nombre de todos los candidatos, hacían verdaderas apuestas en torno al elegido, por lo que el evento acabaría siendo intermediado por banqueros, que fundaron una lotería como tal por primera vez en Génova en 1629. Desde aquí se extendería a otras ciudades de Italia y sería reinventada por el monje Celestino Galiano hasta llegar a oídos del rey Carlos III. Fue así como reapareció la lotería en la Europa moderna.

 

La lotería constituyó un monopolio más, como el del tabaco, que serían claves en el mandato de Carlos III.

 

El Enano Afortunado

El enano afortunado es el origen del ‘Gordo de Navidad’.

Al principio, la acogida del juego en España no fue muy buena ya que pronto la población descubrió que era más el afán recaudatorio que el reporte benéfico, bastante residual, hasta que comenzaron a aumentarse los porcentajes de los premios y se prohibieron definitivamente otros juegos de azar y loterías extranjeras; fue entonces cuando alcanzó una gran popularidad por ver ‘caer el terno’. Esta era la expresión que se utilizaba para el actual ‘Gordo’, cuyo origen proviene de ‘El Enano Afortunado’, una caricatura que comenzaría a utilizarse para promocionar el sorteo de la Primitiva muchos años más tarde y que incluso llegó a dar nombre a la gaceta semanal El enano, una publicación que se presentaba como un “periódico picante, burlón y pendenciero” y que duró hasta 1912 promocionándose, irónicamente, como el periódico más barato de España.

El primer sorteo de Lotería patrio se celebró en la madrileña Plaza de San Ildefonso, donde fue ubicada su sede –otra casualidad–. El juego, por aquel entonces, era una lotería primitiva al estilo italiano en la que un niño con los ojos vendados sacaba cinco bolas de una bolsa que contenía 90, mientras que el jugador debía escoger cuantos números quisiera del 1 a ese número. Poco a poco, la lotería iba alcanzando más fama, y es que, como decía la coplilla atribuida al propio Carlos III: “El que juega mucho es un loco, pero el que no juega nada es un tonto”.

Sin embargo, la lotería que jugamos hoy y que inunda cada año los anuncios de Navidad, poco tiene que ver con el complejo método instaurado por el Borbón. En 1811, las arcas del Estado volvían a estar bajo mínimos tras la Guerra de la Independencia. Fue entonces cuando el ministro Ciriaco González Carvajal planteó hacer un sorteo a nivel nacional para “aumentar los ingresos del erario público sin quebranto de los contribuyentes”. Para ello, optó por un sistema que se había popularizado en México, con billetes fragmentados en décimos y cuyo primer sorteo en España se aprobó en las Cortes de Cádiz en 1812, dos años antes de su llegada a Madrid. Dada la popularidad de esta nueva lotería ‘moderna o nacional’, Fernando VII introdujo cada vez más sorteos extraordinarios con mayores premios, siendo el de Navidad el más aclamado y el que se mantiene como tradición hasta nuestros días.

 

El Estado recauda más de dos billones de euros al año solo con el sorteo de Navidad.

 

Una recaudación billonaria

Hasta la década de los 40, en España, no se tenía registro de las cifras que generaba la Lotería Nacional. Pasada esta década, la recaudación no ha hecho más que crecer y sigue al alza. En la actualidad, el Estado recauda más de dos billones de euros al año con el sorteo de la Lotería de Navidad y en torno a 9.000 millones euros anuales solo con el sorteo de la Lotería Nacional, ya que únicamente retiene el 30% de la cantidad, mientras que el otro 70% se reparte entre los premios de quienes mantienen a flote una ilusión.

 

Archivo Histórico © Museo SELAE.
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