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Influencers que cambiaron el mundo: Graham Bell

Ana Matías| 16 de julio de 2022

Se cumplen 100 años de la muerte de Alexander Graham Bell (Edimburgo, 1847), mundialmente conocido como el inventor del teléfono, el utensilio que cambiaría el mundo de las telecomunicaciones para siempre. Sin embargo, esto no es del todo cierto. Bell patentó el teléfono en 1876, pero el artilugio ya había sido desarrollado por el italiano Antonio Meucci. No fue hasta 2002 cuando Meucci fue reconocido oficialmente en Estados Unidos como el pionero inventor, más de 120 años después de su muerte.

De lo que sí fue revolucionario Bell fue de la compañía que creó para comercializar su patente: La Bell Telephone Company fue la responsable de exportar el invento a escala universal. Científico, inventor y logopeda británico, Bell contribuyó con su obra al desarrollo de las  telecomunicaciones y fue uno de los fundadores, en 1888, de la National Geographic Society.

Aleck –como era conocido en su familia– y Ben corrían alrededor de un molino harinero cuando el padre de este les reprendió: ‘¿Por qué no hacen algo útil?’ Algo se encendió dentro de la cabeza del joven cuando, a los 12 años de edad, creó a tal efecto un utensilio para separar la corteza del grano, su primer invento. A pesar de su carácter tímido, Aleck tenía talento para la música, la mímica y el arte para imitar voces, con lo que entretenía a los invitados en la casa de los Bell. En su adolescencia, su madre comenzó a perder audición, esto le llevó a inventar un particular lenguaje de señas y a interesarse por el mundo de la acústica, donde cursaría sus estudios.

En 1870, tras la muerte de sus dos hermanos debido a la tuberculosis, la familia Bell al completo se traslada a Canadá, donde Alexander instala su primer taller junto al bosque, el lugar de sus sueños donde vería la luz un teléfono primigenio, el llamado “telégrafo armónico”.

Foto: CordonPress

 

A través de sus experimentos, Bell creía en lo imposible. Ideó que quizás fuera posible generar corrientes eléctricas ondulantes a través de un dispositivo para imitar a las ondas del sonido. Sin embargo, carecía del elemento y de los conocimientos necesarios. Así se lo hizo llegar a sus coetáneos. Hasta que encontró a Thomas A. Watson, un diseñador y mecánico eléctrico de Boston. Su nombre, Mr. Watson, sería la primera palabra pronunciada a través del cable. Por aquel entonces, a finales del siglo XIX, el telégrafo se había convertido en el método de telecomunicaciones más utilizado, pero empezaba a quedarse obsoleto y se buscaba frenéticamente el modo de enviar múltiples mensajes simultáneamente sin tener que asumir el coste de la construcción de nuevas líneas.

Tal empresa también ocupó a Thomas Edison. Sin embargo, por esta vez, el éxito fue para Bell, aunque su invento fue el conglomerado de múltiples nombres y avances contemporáneos, incluido el micrófono de Edison. La teoría de la invención del teléfono siempre estuvo rodeada de polémica. En vida, Bell tuvo que hacer frente a más de 600 acusaciones de plagio, de las que siempre salió airoso en los tribunales hasta que finalmente se reconociera la autoría de Meucci.

Graham Bell llegó a registrar más de veinte patentes, individuales y conjuntas, entre las que se encuentran el fonógrafo, algunos vehículos aéreos (incluyendo hidroplanos), el detector de metales y el fotófono, un artilugio que permitía la transmisión del sonido mediante un rayo de luz y que está considerado como el precursor de la fibra óptica. El 2 de agosto de 1922 falleció en Canadá habiendo logrado vencer, con su ingenio, al inhumano silencio.

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