María Nicanor: «Invertir en cultura es una inversión de futuro»
María Nicanor es directora del Museo Cooper Hewitt de Nueva York, perteneciente a la red de la Institución Smithsonian, la mayor red de museos del mundo.
María Nicanor (Barcelona, 1979) es, desde marzo de 2022, la directora del Museo de Diseño Cooper Hewitt de Nueva York, un centro de la Institución Smithsonian, el complejo de museos más grande del mundo. La Institución, fundada en 1846, atesora 154 millones de objetos entre sus diecinueve museos, veintiuna bibliotecas, nueve centros de investigación y el zoológico de Washington. Solo el Cooper Hewitt, que en 2021 cumplió 125 años, alberga 215.000 objetos.
Nicanor tiene una exitosa carrera como curadora especializada en diseño y arquitectura: esta licenciada en Historia del Arte en la Universidad Autónoma de Madrid, ha trabajado en el Museo Guggenheim de Nueva York (2005-2013), en el Alberto y Victoria de Londres (hasta 2016) y después fue la primera directora de la Fundación Norman Foster de Madrid, tras lo que regresó a Estados Unidos para hacerse cargo de la Rice Design Alliance (2018), en Houston. Dirigir el Cooper Hewitt implica estar al frente de un museo nacional y público.
Habitualmente, uno dice ‘museo’ y se piensa en museo de pintura, de historia o de ciencias. Sin embargo, uno dedicado al diseño, como el Cooper Hewitt que usted dirige, ¿qué tipo de museo es?
Todo el sistema museístico de Estados Unidos se basa en el modelo privado, pero el Smithsonian sería el equivalente al concepto europeo de museo público. Cada museo de la red del Smithsonian tiene una temática muy específica: pintura, historia de los pueblos nativos, historia natural, el espacio… El Cooper Hewitt es el museo nacional de diseño y arquitectura de Estados Unidos. Es el equivalente en España al Museo Nacional de Diseño, en Madrid. Nosotros estamos en Nueva York, y no en Washington [la capital del país], por una serie de características relacionadas con cómo se creó el museo y la colección. Mi interés al venir aquí ha sido el de poder estar en una institución pública y que este museo sea de ámbito nacional.
Sala Healing © Institución Smithsonian / Matt Flynn¿Qué experiencia ofrece al visitante?
Este museo le cuenta al visitante la historia del mundo a través del diseño. Nuestra colección representa veintiún siglos de diseño: desde tiempos del antiguo Egipto hasta la actualidad. Lo que el diseño ha significado antes y ahora ha cambiado mucho, pero cuando el visitante entra en el museo descubre nuestra historia contada a través de objetos y de diseños muy diversos y que varían muchísimo.
En un museo de pintura, uno ve solo cuadros. La experiencia en el Cooper Hewitt es mucho más variada: tenemos sillas y carteles, pero también software digital y objetos impresos en 3D con impresoras digitales. Durante la pandemia, estuvimos coleccionando mascarillas porque también es una representación del trabajo de los diseñadores. Es, por tanto, una colección muy ecléctica, porque no se trata solo de exponer y de ver objetos, sino de contar la historia de esos objetos, que están alrededor de nosotros en nuestra vida cotidiana.
“Invertir en cultura es una inversión de futuro”
Si la humanidad desapareciera, llegara un extraterrestre y entrara al museo, tendría una idea muy clara de qué ha sido nuestra civilización y la cultura humana.
A mí siempre me gusta decir que se puede contar la historia del mundo a través de los objetos que nos rodean. Este museo, además, tiene una historia muy específica y lo que quería decir tanto ‘museo’ como ‘diseño’ en el siglo XVIII es muy diferente de lo que significan ambas cuestiones hoy día. Para mí, si me preguntas [sonríe], es un museo muy interesante porque el visitante puede ver muchísimas facetas de diferentes disciplinas.
En el centro se tratan de representar todas las facetas del diseño, que pueden ser muchísimas, como arquitectura, urbanismo, moda, diseño digital… es realmente un campo muy amplio; y lo que estamos haciendo es incluso añadir disciplinas a ese entendimiento de lo que es el diseño.
¿Como cuáles?
Para mí, por ejemplo, hablar de cambio climático es diseño; o hablar de la infraestructura de las ciudades… Todo eso es diseño. Hay muchas nociones de lo que significa diseño que, a lo mejor, aún mucha gente no lo asocia con esta idea.
De hecho, uno dice diseño y lo primero que viene a la mente es ropa, decoración del hogar y cosas así.
Esas nociones tan limitadas hay que cambiarlas. También hay muchísima gente que asocia la idea del diseño a la del lujo. El diseño jamás debe ser entendido como lujo, eso también es importantísimo cambiarlo. El diseño debe ser un derecho para todos porque es algo con lo que nos relacionamos en el día a día. Desde que nos levantamos por la mañana hasta que nos acostamos, nos relacionamos con una serie de sistemas, y todos ellos han sido diseñados por alguien y son ejercicios de diseño.
En el museo, de hecho, leo que tenéis expuesto, como diseño, una muestra de código digital. ¿Qué es esto?
Te pongo un ejemplo de un proyecto que se hizo en respuesta a la pandemia, llamado Designing Healing [Diseñar Cura]. Hay, por ejemplo, una pantalla en la que se ven todas las visualizaciones y digitalizaciones que utilizó el New York Times para explicar la pandemia al público general.
Hablamos con el diseñador que hizo todas esas visualizaciones que hemos visto todos. ¿Qué mirábamos sobre todo durante los meses más difíciles de la pandemia? Mucha de la información que veíamos eran visualizaciones diseñadas por alguien y eran la herramienta de un medio de comunicación para informarnos y ayudarnos a transitar por una situación muy compleja a través de un diseñador que ha podido visualizar una serie de datos y de información para facilitar, mediante el diseño, la comprensión del mensaje que se quiere transmitir. Sin esos diseños habría sido más complicado entender ciertas cosas. Otro ejemplo de algo que tenemos en la colección es la famosa imagen del coronavirus que ya todos tenemos en la cabeza.
Esa imagen es ya un icono, un símbolo de esta época.
Pues esa imagen es un diseño, un diseño digital. Este, en concreto, lo hicieron dos médicos y un diseñador del New York Times, quienes, de pronto, hacen real algo y lo visualizan para la población general con ese fin práctico. ¿Son artistas estas tres personas? Yo considero que lo son.
Un elemento interesante del diseño es que en él se aúna la parte estética con la parte práctica, utilitaria, de la creación humana.
Se unen los dos elementos y, en realidad, es una de las características que democratizan el diseño y yo espero que sea un elemento que lleve a que la gente se decida a entrar en un museo como este. A veces, nos impone mucho ir a una exposición, no sé, de cuadros de Kandinsky, porque pensamos: No lo voy a entender. En cambio, siempre tenemos una opinión sobre cosas que podemos experimentar en el día a día. No tienes que ser un experto en diseño para opinar sobre si tu casa está bien diseñada o no, o si hay algún cruce que está mal hecho, es decir, mal diseñado.
Sobre ese tipo de temas tenemos opiniones, no solo si estéticamente te gusta o no, sino también opiniones utilitarias. Por eso digo que todos somos expertos en diseño. Eso quiere decir que uno también, como ciudadano, puede ser una persona mucho más participativa y activista porque tienes una opinión sobre el mundo que te rodea. Ese elemento democratizador es la parte que más me interesa.
Si quiere leer la entrevista completa de María Nicanor, pida la revista Influencers en su quiosco.
texto Manuel Ruiz Rico