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BBVA, Santander o Sabadell: los abusos bancarios dejan ganancias, comisiones y despidos récord

Pedro Ruiz| 8 de febrero de 2022

BBVA fue el último banco en lucir ganancias récord con 5.000 millones. Unos días antes, Banco Santander, CaixaBank, Banco Sabadell, Bankinter o Unicaja hicieron lo propio. En total, unos 20.000 millones de euros. Esa cifra convirtió el año 2021 en uno de los más prolíficos para el sector en su larguísima historia. Pero esa bonita historia de superación esconde una triste realidad, y es que esos resultados se edificaron sobre un gran número de perdedores: sus empleados, con miles de despidos; y sus clientes, con una peor atención y unas elevadas comisiones.

Pero la última semana de enero y primera de febrero solo había entusiasmo en el sector bancario español. BBVA presentó su mayor beneficio en una década entre continuos “excelentes” y “extraordinarios”. Banco Santander, a su vez, se congratuló de obtener el año pasado el beneficio antes de impuestos “récord” en su larga historia. CaixaBank y Unicaja, apoyados por sus fusiones respectivamente, multiplicaron sus beneficios de un año antes varias veces. Por su parte, Banco Sabadell disparó sus ganancias un 26.900% (al pasar de 2 a 540 millones), lo que le permite “anticipar un año” el objetivo de rentabilidad.

Esa fiesta del beneficio, además, se vio fortalecida por una respuesta desaforada de los mercados. Aunque ayudados, eso sí, por la inminente subida de tipos. Así, Banco Sabadell, CaixaBank y Bankinter (por este orden) son los tres valores que más han subido del Ibex en lo que va de año. En el caso de la entidad catalana, totalmente desatada, supone alcanzar una revalorización del 43,5%. Pero Banco Santander y BBVA no se quedan tampoco atrás y ocupan el sexto y el octavo puesto respectivamente. La banca parece haber recuperado definitivamente la confianza de los inversores.

 

EL MALESTAR SOCIAL CONTRA LOS BANCOS SE VUELVE CRÓNICO

Aunque al mismo tiempo parece perder la de la sociedad española. Una vez más. Y es que el modo de proceder de las entidades en el último año ha tornado, casi, en revolución social cada trimestre. De hecho, mientras los banqueros exhibían sus multimillonarias ganancias, un nuevo movimiento social en su contra ha ido ganando peso. Todo empezó con la iniciativa de Carlos San Juan que pedía una “humanización” de la atención en las oficinas bancarias hacia los más mayores. Una petición que pasó rápidamente del anonimato al estrellato, provocando una respuesta social.

 

 

En apenas unas semanas, San Juan empezó a aparecer en televisiones, medios impresos y digitales con su historia. Un recorrido que no debería sorprender a nadie, ya que contaba con todos los ingredientes de historia periodística: por un lado, un colectivo débil maltratado injustamente; por otro lado, un grupo de empresarios, banqueros para más inri, que son capaces de abusar de su poder para sacar cuantiosos beneficios. Al final, todo estalló y las manifestaciones para denunciar la llamada “exclusión financiera” contra los mayores tomaron las calles. Incluso, los propios empleados de los bancos hicieron lo propio.

La situación ha derivado en una nueva crisis de reputación en la que el Gobierno ha querido poner su granito de arena. Al fin y al cabo, si la historia era perfecta para los medios, ni que decir tiene para los partidos políticos, especialmente, de izquierdas. Además, que no es nada nuevo, ya que el Ejecutivo también utilizó el grueso de los despidos y las ratificaciones de los jugosos sueldos de los banqueros para hacer política.

 

SANTANDER, BBVA O SABADELL… 25.000 SALIDAS Y UN 25% DE SUCURSALES MENOS

Una dinámica que, precisamente, contribuye a engordar esas enormes cifras “récord” de beneficios. Hasta el punto de que lo que realmente ha sido histórico en 2021, para la banca, fueron las cifras de recortes ejecutados. En total, los grandes grupos bancarios en territorio español redujeron su personal en el país un 20,4%, lo que supone acumular más de 25.000 salidas, según los datos de los últimos informes financieros. A lo que hay que añadir todavía más salidas que se producirán en el primer trimestre.

Y si el número de empleados despedidos impresiona, el del cierre de oficinas es todavía mayor. En concreto, los cuatro grandes bancos de España clausuraron casi un 25% del total de sucursales —la cifra supera ligeramente las 3.000—. Pero esas cifras, tanto de cierres como de salidas, no es lo peor . Y es que el problema, realmente, es que el golpe sobre ciertos grupos, como el de los mayores, es todavía más contundente. Aunque para ello hay que desgranar esos fuertes recortes ejecutados por cada entidad.

 

BBVA

 

En primer lugar, el cierre de oficinas no se hizo de forma homogénea, de tal manera que afecte por igual a todo el mundo. Las entidades dieron prioridad a aquellas sucursales más pequeñas y menos rentables, principalmente localizadas en pequeñas poblaciones. Eso implica, por sí solo, aumentar el efecto de la exclusión financiera para colectivos más vulnerables. En segundo lugar, no solo se trata de las salidas, que suponen menor personal para atender a los clientes, sino que una gran parte de los que quedan se han reconvertido a comerciales. Sin ir más lejos, Banco Santander o Sabadell ya tienen listos a miles de empleados de este tipo.

 

BBVA LA PUNTA DE LANZA DEL MALTRATO DIGITAL: RÉCORD EN COMISIONES

Al final, la suma de todos esos factores es que la desprotección sobre ciertos grupos como los jubilados es muy alta. En especial, para aquellos que viven en poblaciones pequeñas. La respuesta fácil, y corta, que dejan entrever los bancos es que simplemente no son rentables y no se les quiere. Ana Botín, presidenta de Banco Santander, señaló en la presentación de resultados que la entidad se está amoldando a lo que piden los clientes. Vamos de acuerdo a lo que nos pide la población”, esgrimió la ejecutiva. Una respuesta que compartieron otros grandes ejecutivos de la competencia.

Además, la propia Botín, Carlos Torres, presidente del BBVA, o César González Bueno, el nuevo consejero delegado de Banco Sabadell, han popularizado otra palabra: vinculación. Un término cuya traducción es, básicamente, comisiones. Así, un cliente vinculado no es más que aquel al que el banco le cobra grandes sumas de dinero por servicios que, en muchas ocasiones, no necesita. Y que en el peor de los casos no sabe contratar en otras firmas financieras con menores costes y mejores resultados. Algo que pasa, por ejemplo, con los fondos de inversión o de pensiones.

El resultado final es que las comisiones se han convertido en otro eje central de la política bancaria en España. Al final, ya seas un cliente vinculado o no, si no tienes una cuenta digital los bancos te fríen a comisiones. Y eso, obviamente, tiene un reflejo excelente en las cuentas de las entidades. Hasta el punto de que han sido otro de los baluartes de ese año récord —2021—. BBVA se apuntó el increíble incremento del 21,5% en la partida de comisiones cobradas en España a su clientes. La cifra alcanzó los 2.189 millones, un hito histórico.

 

¿POR QUÉ LA BANCA NO ES UN NEGOCIO MÁS?

Banco Santander, por su parte, ha seguido a BBVA y ha exprimido notablemente a sus clientes. En especial, durante la presidencia de Ana Botín. Así. El grupo sumó en 2021 más de 2.400 millones en forma de comisiones, lo que supone hasta un 47% más que la cifra de 2015, el primer año completo al mando de la presidenta. El caso de Banco Sabadell todavía es más cruel con sus clientes. En concreto, el incrementó de las tasas cobradas respecto a 2020 fue de casi el 8%. El crecimiento se sustentó, sobre todo, en las comisiones cobradas en las cuentas a la vista, con un más 30,2%. Pero a diferencia de sus rivales no ofrecía a sus clientes la posibilidad de abrirse una cuenta online para no tener que pagarlas.

 

El consejero delegado de Banco Sabadell, César González Bueno

 

La suma de todas esas actitudes —alguna de dudosa legitimidad moral como en el caso de Sabadell, o el caso de los salarios en BBVA,— es lo que ha impulsado la alarma social. Para la sociedad se están cruzando, cada vez más, ciertos límites que no son tolerables. Y es que la respuesta de las entidades de que deben velar por garantizar la rentabilidad de sus accionistas tiene un punto ciego. La banca se puede ver como un negocio más, donde se debe compensar gastos e ingresos, pero también es un servicio básico al que los ciudadanos no pueden renunciar aunque quieran. Al fin y al cabo, para recibir una nómina, una pensión o efectuar un pago de más de 1.000 euros es prácticamente obligatorio tener una cuenta.

Esa característica lleva al sector más allá de ser un simple negocio. También le obliga a diseñar una solución que pueda beneficiar a todos. El año 2021 fue récord en beneficios para las entidades españolas, pero también fue el año en el que el sistema ha empezado a mostrar grietas demasiado profundas. Aunque muy probablemente nada cambiará más allá de actos simbólicos. De hecho, el 2022 apunta a ser todavía mejor para la banca española, gracias al recorte de costes tras los cierres y los despidos y a las altas comisiones.

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