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‘Juego del Calamar’ para la banca: BBVA, Caixa o Santander en guerra

Pedro Ruiz| 3 de noviembre de 2021

La banca pone toda la carne en el asador para aprovecharse de la recuperación económica. Así, Banco Santander ha sacado todo su armamento pesado para captar créditos. De hecho, la firma que preside Ana Botin redujo en hasta 12 puntos básicos el margen de intereses que cobra a sus clientes. Mientras, BBVA y CaixaBank velan armas de cara al último trimestre del año. Por su parte, Banco Sabadell de momento prefiere defender el suyo para no perder ingresos. Con ello, la batalla por el crédito de cara al ‘Black Friday’ o a Navidades se prevé intensa.

El sector bancario español sigue enzarzado en una guerra de desgaste (conocida técnicamente como war attrition) que estrangula márgenes e ingresos. Una contienda en la que cada punto de cuota de mercado importa. Más si cabe, en plena recuperación económica, en un momento de avalancha del crédito. Tanto porque los ciudadanos lo demandan (los préstamos y el PIB suelen crecer de forma muy parecida), como porque los bancos tienen que dar salida a más de 100.000 millones recaudados del BCE, a través del TLTRO III.

Con esos alicientes, y sin una subida de tipos a corto plazo, parece imposible que en los próximos trimestres la batalla no se vuelva más cruenta. Pero para entender como unas entidades sangran a otras, primero hay que entender como funciona su negocio. En pocas palabras, y de forma muy resumida, los bancos funcionan con un margen que es la diferencia entre lo que cobran por los prestar dinero menos lo que pagan por conseguirlo (ya sea a través de depósitos o financiación mayorista). Luego, esa diferencia se multiplica por el enorme volumen de activos que poseen.

 

EL HACHAZO DE BANCO SANTANDER

A lo anterior ahora se le añade algún factor más como las comisiones, los gastos operativos (como las oficinas o la digitalización) y por último las provisiones. Pero el negocio troncal, también llamado core, es el de jugar con el margen y el volumen de activos (créditos). La batalla entonces consiste en conseguir aumentar volumen, a través de clientes, sin que el margen se resienta considerablemente. Aunque ahora parece que se está optando por una postura mucho más agresiva: tirar los precios para sacar a los jugadores de la partida. En este contexto, ha sido Banco Santander el que ha dado el primer paso.

Así, la entidad cántabra redujo en hasta 12 puntos básicos la cifra que cobra por sus créditos. Una apuesta muy fuerte por varios motivos. En primer lugar, porque contrasta con fuerza con sus cifras anteriores. De hecho, entre el tercer trimestre de 2020 y el segundo de 2021 solo lo había rebajado en un punto básico. Ahora, en tres meses lo ha tumbado 12 veces más. En segundo lugar, porque la reducción ejecutada entre junio y septiembre por el Santander es casi similar a la de BBVA (-14 puntos) y CaixaBank (-16 puntos) en todo un año.

Con ello, el Santander tampoco ha logrado los efectos deseados. Si bien ha ganado algo de balance, el incremento apenas ha supuesto un par de décimas más de volumen de crédito. Un resultado mejor que BBVA, que sigue rezagado en hipotecas y cuyo total cayó un 9% (una vez más). Aunque más modesto respecto a la evolución de CaixaBank, que se ha mantenido ascendente gracias al empuje de su fusión con Bankia. Por ello, quizás, Banco Santander siga apostando por forzar los precios a la baja a través de su firma digital Openbank.

 

BBVA Y CAIXABANK PREPARAN UNA FUERTE OFENSIVA

Pero BBVA y CaixaBank no van a perder cancha. Así, la firma bilbaína está trabajando para dar el estirón en aquellos segmentos más rentables, como el consumo. “Crecimiento sesgado del mix de créditos”, lo llama el consejero delegado del banco, Onur Genç. A lo largo del tercer trimestre, apenas entró en la batalla (solo redujo su diferencial en un punto básico), pero en los anteriores llegó a hacerlo en trece puntos (para un total de 14 en el último año natural). Esa evolución quiere decir que la firma vasca quiere seguir con la batalla y que próximamente se moverá.

Aun así, su margen es más alto que el de sus dos grandes rivales. El más bajo es el de CaixaBank, con un 1,63%, en el caso de Banco Santander esa cifra es del 1,68%. Pero no supone un problema. De hecho, la firma catalana es la que más redujo esa cifra en los últimos doce meses. Una caída quizás viciada por el efecto fusión con Bankia, que mantenía un portfolio de hipotecas en su mayoría a tipo variable que ha sufrido mucho con el Euríbor, pero compensada con un mayor volumen de activos. Al final, aunque el margen sea ligeramente más pequeño, al multiplicarse por una cifra más grande el resultado puede ser mejor.

Además, su mayor tamaño le permite pelear bajando más los diferenciales frente a otras firmas, más pequeñas, y que sufren más. De hecho, ese es uno de los grandes atractivos de una fusión. Por ello, hay que esperar que la nueva Unicaja, resultante de la unión de la caja malagueña y de Liberbank, haga todavía más sangrienta la guerra. De hecho, desde Barclays advierten de que “BBVA, CaixaBank y Unicaja pueden mejorar fácilmente sus márgenes aumentando el libro de créditos”.

 

LA BANCA PEQUEÑA, SIN TANTO MARGEN, TAMBIÉN ATACARÁ INDISCRIMINDAMENTE

Las palabras de los analistas de la firma británica advierten de lo que está por venir. Banco Santander se ha intentado adelantar con un duro golpe en el tercer trimestre, pero ahora el resto debe mover ficha. En el otro extremo de la historia aparecen otras muchas firmas cuyos balances quizás no aguanten de manera sólida el envite de los cuatro grandes del país. Banco Sabadell, por ejemplo, ha logrado un gran trimestre manteniendo tanto los ingresos, con mejoras por intereses y comisiones, como defender los márgenes con una caída solo de tres puntos básicos.

Pero el banco presidido por Josep Oliu no es pequeño. De hecho, es mayor por volumen de activos que Unicaja, aunque su distribución del crédito (muy volcado a pymes) le haga más frágil en este tipo de colisiones. El problema viene en el resto de entidades cuyos balances no exceden prácticamente los 50.000 millones y tampoco son demasiado rentables. Ibercaja es uno de ellos, cuyos márgenes y rentabilidad llevan deprimidos muchos años. También es el caso de Cajamar u otras pequeñas cajas regionales reconvertidas.

Ese exigente escenario se complementa con más problemas por varios frentes. Más competencia en créditos y servicios, por las nuevas firmas digitales que están entrando en el país. Más reclamaciones en forma de capital por parte del BCE. Por último, la morosidad al alza, en especial en empresas, como ya ha advertido en varias ocasiones el Banco de España. En definitiva, si la crisis se había visto como una yinkana de supervivencia para los bancos, quizás los próximos meses y 2022 sea la versión de ‘El juego del Calamar’ para las entidades españolas.

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