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Malena Alterio, la ‘Amélie’ de Usera

Coche Echarren| 9 de diciembre de 2023

Malena Alterio hace un trabajo brutal en su último estreno: en la película Que nadie duerma, dirigida por Antonio Méndez Esparza, lleva el peso de todas las escenas y lo hace transmitiendo verdad en cada gesto. Su personaje comienza siendo una ‘Amélie’ a lo crudo, a lo real: una ‘Amélie de Usera’, como me dirá ella en la entrevista. Y poco a poco, golpe a golpe, va transformándose. En realidad, y de otra forma menos ‘millás’ [Juan José Millás es el autor de la novela en que se basa la película], ¿no nos pasa a todos?


¿Cómo te preparaste para convertirte en tu personaje, Lucía?

Ha sido todo un reto, una aventura, un salto al vacío. He confiado en un director que no había hecho ficción ni trabajado apenas con actores. He tenido que adaptarme a su forma de trabajo que para mí era nueva: había que improvisar en los diálogos y también había que compartir escenas con muchos no profesionales. Y es que él juega todo el tiempo a moverse entre la realidad y la ficción.


¿Habías leído a Millás?

Lo he descubierto a raíz de esta película y me resulta fascinante cómo escribe en varias capas y dimensiones. Me atrapa mucho.

Tu personaje carga con el peso de toda la película.

Sí, pero yo trataba de no pensar en eso porque me hubiera bloqueado. Iba día a día, paso a paso. Trataba de centrarme en cada situación… Es que no podría estar pensando que la escena se está contando solo a partir de mi primer plano, porque a mí la responsabilidad me ‘achica’.


Lucía es un poco Amélie, al menos al principio.

Puede ser… qué divertido, no lo había pensado. Es una Amélie castiza, de Usera. Le falta el ‘hermosismo’ visual, esa estética. Que nadie duerma es más cruda.


Lucía se enamora de un vecino. ¿Hoy en día es raro que esto pase fuera de Tinder?

Es verdad que estamos metidos en las pantallas, pero también hemos pasado una pandemia que nos ha hecho más carnales. Sí, es más complicado conocer gente que antes. Pero la mayoría de las parejas que yo conozco se han conocido a la antigua, en bares.


La película también habla de la influencia y la importancia del arte en nuestra vida. Tú estás en los dos lados: también en los sueños de la gente.

Ya, es que a nada que estemos presentes en la vida de las personas, nos metemos en sus sueños cuando duermen. Y, hablando de sueños como aspiraciones, es verdad que el cine, el arte, la música, la poesía —y los que trabajan en ello—, nos inspiran y nos hacen desear algo diferente. La vida es más bella e inspiradora gracias al arte. Y yo me siento muy afortunada por hacer cosas que pueden tener ese efecto. Como consumidora, disfruto muchísimo de esa cosa mágica y sanadora que tiene el cine, el teatro… Es algo que pienso mucho.

Lucía es una persona con la valentía de reinventarse. ¿Has pasado por eso alguna vez?

No, soy una privilegiada absoluta porque desde que empecé a trabajar, hace 20 años, he ido poco a poco y no he tenido grandes parones. Sí que, al ir cumpliendo años, tienes que hacer como los cristianos en la confirmación: responder a eso de ‘¿usted sigue creyendo?’. Hay que reilusionarse y reinventarse para no empobrecerse. Y en ese sentido para mí meterme en la aventura de esta película, sin garantía de nada, con un director que no había hecho ficción, ha sido un ejercicio de ese tipo.


Lucía se enamora de un ser que se hace llamar Calaf. ¿Existe en tu vida esa especie de príncipe azul?

Pobre Lucía, le puede la fantasía. Yo soy menos ingenua que ella… Con esto creo que te he contestado que no [risas].


Tu banda sonora.

Voy por épocas, pero hay canciones que vuelven a mí muchas veces, como el clásico brasileño Chega de saudade, de Gilberto Gil. También aparece a menudo Silvia Pérez Cruz… Va por épocas.


Un enigma que te gustaría resolver.

Me gustaría saber la respuesta a la pregunta de ‘¿hasta dónde van a llegar el capitalismo y la ambición humana?’.


El último libro que te ha gustado.

Solo humo, de Juan José Millás. Me ha encantado.


Tus versos.

Pues son de Lorca. Los conocí cuando mi padre hizo, hace años, Don Perlimplín: “Amor, amor que vengo herido. Decid a todos que ha sido el ruiseñor”.


¿Qué es para ti la belleza?

Para mí, belleza es salud. Y el mejor truco de belleza, hacer gimnasia.


¿Cómo te gustaría pasar esta noche de Fin de Año?

Con mi familia, emborrachándonos todos [risas]. A nosotros el alcohol nos sienta bien. Solo nos hace reír y disfrutar.

foto Facundo Pechervsky

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