Skip to main content

Velencoso: «Lo más importante es no olvidar quién eres»

Marina Vazquez| 7 de noviembre de 2023

Pese a no tener una gran vocación, aceptó trabajos como modelo. Era una vía para emanciparse personal y económicamente. Sin embargo, ese canal pronto comenzó a generarle interés, derivando en una oportunidad para recorrer y conocer diferentes países y culturas que jamás hubiera imaginado. A día de hoy, este modelo de fama internacional lleva más de veinte años siendo un referente de la industria de la moda.

En 2001, en Nueva York, un chico contempla embelesado un cartel en Times Square protagonizado por un joven. Es él. En grandes dimensiones y a la vista de todos los transeúntes de la gran ciudad, pero que, inmersos en sus pensamientos, no reparan en el modelo.

Y, sin embargo, ahí, en ese justo momento, la imagen de Andrés Velencoso ocupa una de las emblemáticas lonas publicitarias que da fama a esa intersección de avenidas en Manhattan. Tenía 23 años.

Su trayectoria como modelo había comenzado a crecer de manera exponencial, pero él todavía desconocía cuánto. Entusiasmado ante la fotografía, no lo duda. En cuanto tiene oportunidad, adquiere una cámara de vídeo y graba el cartel. No quiere olvidarlo. Han pasado más de dos décadas desde ese instante, pero Andrés Velencoso no puede evitar reírse al recordarlo. Desconoce dónde está aquella cinta. Nunca le ha hecho falta recurrir a ella.

Desde ese instante, no ha cesado de trabajar como modelo enmudeciendo con sus posados a la audiencia, una labor que ha contribuido a que haya trabajado, codo con codo, con algunos de los grandes nombres de la industria textil. Lo que ha llevado a que los transeúntes, ahora, sí que fijen la mirada en él.


SUS INICIOS EN LA MODA

Andrés Velencoso no soñaba con ser modelo. Después de anhelar ser futbolista con 10 u 11 años, él tenía clarísimo que quería estudiar INEF. Sin embargo, una lesión en el tobillo mientras jugaba a este deporte truncó sus planes.

“Me llevó a estudiar la carrera de Turismo”, recuerda Andrés. Comenzó a hacer sus primeros ‘pinitos’ en la industria cuando se encontraba estudiando en Barcelona y quería empezar a tener sus propios ingresos, como manera de emanciparse. Fue ahí cuando comenzó a sentir esa pasión con la que, actualmente, habla de su profesión.

Su interés fue creciendo hasta el punto de plantearse el gran interrogante: dar el salto y probar en el modelaje o dejarlo pasar y continuar estudiando una carrera que cada vez le despertaba menos interés. Sabemos la respuesta.

A lo largo de un año sabático, no solo viajó y descubrió nuevas culturas y ciudades, como Milán o Nueva York, sino que comenzó a trabajar de ello hasta el día de hoy. Aunque, desde hace una década, no es el único oficio de su trayectoria.

Y LLEGÓ NUEVA YORK

Tras tomar la decisión y dar el salto, Andrés Velencoso aterrizó en una de las grandes ciudades emblema de Estados Unidos: Nueva York. La misma que, a través de sus icónicos desfiles y pasarelas, se ha convertido en una de las grandes capitales de la moda. Un lugar proclive para incentivar su despegue en la industria textil que, como acabó sucediendo pese a no dominar con maestría el inglés, le dio pie para iniciar su trayectoria a nivel internacional.

De las sesiones de fotos para las revistas y dar rostro a diversos lookbooks a ser imagen en pequeños spots publicitarios de marcas de perfumes y firmas de diversas marcas que continúan siendo señaladas como emblemas. Un itinerario que, asimismo, le brindó la oportunidad de saciar otros intereses que, con el paso del tiempo, fueron aflorando en él una mayor inclinación, como ha sido la interpretación y/o convertirse en el fundador y director creativo de la marca de ropa masculina sostenible OOTO (Out of the Office), pensada para un público innovador que, más allá de cuidar las prendas, se preocupa por el planeta. Labores que continúan, junto a su profesión de modelo, estando presentes en su agenda y sobre las que charlamos con él en este número.

«Soy imagen de muchas marcas desde hace tiempo y, la verdad, espero seguir siéndolo dentro de 5 o 10 años».

¿Cómo fue tomar la decisión de abandonar la carrera para probar como modelo? ¿Te sentiste apoyado por tu entorno?
No voy a mentirte, no fue fácil. Al principio, compaginaba los estudios con el trabajo. Sin embargo, con el tiempo, una de las cosas que más me llamaba la atención, a medida que iba trabajando como modelo, era la posibilidad de viajar. Quería conocer diferentes culturas, moverme por distintos países y, lo reconozco, pasármelo bien. Entonces, comencé a meditar esa posibilidad. Mi madre y mis hermanas fueron las que, desde el principio, me apoyaron y empujaron a ello. Ahora bien, cuando le dije a mi padre que dejaba la carrera de Turismo, donde solo llevaba un año, después de haber repetido la selectividad para subir la nota… sí que fue un poco más reacio. No obstante, le pedí, por decirlo de alguna manera, un año sabático para probar.

¿Un año?
En mi época te ayudaban un poco económicamente, adelantándote el dinero, por ejemplo, de los billetes, las estancias, las dietas… lo que facilitaba todo un poco; al final, la inversión que hacías de tu propio bolsillo era pequeña. Yo quería aprovechar ese año para viajar y para centrarme en el trabajo de modelo. Tenía claro que no quería quedarme con ese interrogante de: “¿Y si…?”.

¿Trazaste algún plan B por si no salía bien?
Tenía claro que siempre podía volver a estudiar. O, incluso, trabajar. Mi padre siempre ha tenido bares y restaurantes… De brazos cruzados no hubiera estado. Tal vez eso también contribuyó a que quisiera intentarlo.

¿Recuerdas alguna campaña o algún desfile que te ayudase a confirmar que, efectivamente, habías hecho lo correcto en aquella época?
Más que una campaña, que sí que hay alguna que me marcó especialmente, diría más bien mi llegada a Nueva York. Fue en esa gran ciudad cuando empecé a ser consciente de que las cosas me iban mejor; había comenzado a trabajar regularmente y no era para un catálogo o una editorial, sino que era para pequeños desfiles. Asimismo, comprobé que había muchísimos castings y que encajaba físicamente en lo que, en esos momentos, estaba pidiendo el mercado. Vi, por decirlo de alguna manera, que me podía ganar la vida con un buen sueldo.

¿Tuviste algún referente en la industria que te animase a seguir sus pasos?
En la década de los 90 había bastantes modelos masculinos, como, por ejemplo, Alex Lindquist o Mark Vanderloo, pero no diría que los tuviese como referencia. Sí que es cierto que, al verlos trabajar, inevitablemente me fijaba un poco en lo que hacían, qué gestos, qué posturas adoptaban… y, de hecho, con los años he tenido la suerte de trabajar con algunos de ellos. Sin embargo, no diría que su trabajo me incitara o me animase a recrear lo que ellos estaban haciendo. Yo me motivaba solo, veía que había trabajo y me ponía mis propios objetivos.

¿Y tú te consideras esa persona influyente?
De alguna manera, yo creo que sí. Bueno, esta etiqueta te la acaba dando el tiempo y, por supuesto, la gente. Pero sí que es cierto que ves la reacción que tienen esas personas que están (o no) empezando en la industria cuando me ven (desde diseñadores y modelos hasta fotógrafos o estilistas, entre un largo etcétera) o interactúo con ellos y se nota que valoran mi trayectoria, los trabajos que he hecho y con quien los he llevado a la práctica.

Y, en ese sentido, hay muchos chavales que están empezando, se acercan y te dicen ilusionados que para ellos eres una referencia. O, simplemente, te piden consejos o algún truco de cómo poder progresar… bastante bonito, la verdad.


Después de llevar unos 25 años en la industria, ¿qué consejo das a esas nuevas generaciones que te lo piden?
Pues, ¿sabes lo que pasa? La industria ha cambiado mucho. Por ejemplo, ahora es mucho más fácil llegar a diferentes clientes y/o distintos mercados. No es como antes; ya no es necesario moverse. Entonces, yo creo que las nuevas generaciones se pierden esa experiencia y, con ella, un montón de cosas de lo que es esta profesión. El hecho, por ejemplo, de viajar, conocer culturas, gente…, pero la realidad es que, con la revolución digital que estamos teniendo, los modelos o los actores ya no tenemos que acudir a un sitio determinado para hacer un casting si no estamos muy preseleccionados. Por eso, yo les recomendaría que no dejen de viajar, de moverse y, si de verdad lo quieren, que no lo dejen de intentar. Asimismo, les recomendaría que pasasen por ciudades importantes para la industria de la moda, como son, por ejemplo, Nueva York, Milán o París, para saber si, de verdad, tendrían futuro o encajan en ellas.

Al final, ser Andrés Velencoso significa no pasar desapercibido, tanto para lo bueno como para lo malo. Atraes admiradores, pero supongo que también a paparazis, indistintamente de que vayas solo o acompañado, ¿cómo dirías que has aprendido a lidiar con la fama?

Es difícil. No se puede gestionar, pero sí creo que se puede lidiar con ella. Creo que lo más importante es no olvidar quién eres, de dónde vienes y dónde te estás metiendo. Si te reconocen es porque conocen tu trabajo, son seguidores de él o, simplemente, les interesa lo que haces.

¿Y con las redes sociales?
Eso es otro mundo. El tema de mi vida personal lo puedo gestionar tranquilamente. En las redes yo decido qué es lo que quiero o no quiero mostrar. Hay cosas que me interesan o, simplemente, me apetece mostrarlas. Por suerte, a través de ellas, tenemos la oportunidad de comunicar a nuestros seguidores lo que queremos cuando queremos.

Por curiosidad, a lo largo de tu trayectoria, ¿tienes algún momento del que te hayas sentido especialmente orgulloso?
Es difícil escoger, pero creo que uno de los momentos que con más cariño evoco se dio en mis inicios en Nueva York. Cuando vi una foto mía en Times Square de una campaña que hice allá por el año 2001. Me compré hasta una cámara de vídeo y todo para grabarlo. Después han venido otros momentos, como tener la oportunidad de trabajar con fotógrafos que admiro por su trabajo, como, por ejemplo, Bruce Weber, Mario Testino, Inez & Vinoodh o Peter Lindbergh; así como también he tenido la oportunidad de poder trabajar con estilistas y con mucha gente que han sido y son referente en la industria. Y, bueno, he tenido la suerte de compartir con ellos esos ratitos.

Bueno, siempre se ha señalado que en la industria del modelaje es complicado continuar llegada una edad concreta porque los trabajos disminuyen… ¿Hasta qué punto dirías que esto es cierto? ¿Crees que ese panorama se está revirtiendo con los años?
Es indiscutible que se han ido abriendo nuevos mercados; las marcas se están diversificando mucho más. Ya no se quedan fijas, simplemente, en una franja de edad. Por ejemplo, yo soy imagen de muchas marcas desde hace tiempo y, la verdad, espero seguir siéndolo dentro de cinco o diez años; la gente confía en mí. Al igual que lo hacen con otros nombres de la industria, como, por ejemplo, Mark Vanderloo; no para de trabajar y de desfilar y tiene una década más que yo. Al final, yo creo que las marcas están abiertas a estos cambios porque saben qué es lo que, actualmente, se está solicitando y pidiendo en el mercado.

¿Dirías que fueron tus conocimientos sobre lo que se está solicitando en el mercado de la moda lo que te impulsó a fundar la marca de ropa OOTO? ¿Cómo ha sido estar detrás de la firma?
Sí, por supuesto. Tenía ganas de dar el salto. En Out Of the Office soy embajador, imagen de la firma, director creativo… y en todos esos puestos no he dejado de poner en práctica todo lo que sé y, en definitiva, mi experiencia en la industria delante y detrás de las cámaras, tanto en la creación de la campaña como en la dirección, e incluso visualmente con las prendas. Y me gusta el resultado.
Sí que es cierto que yo no soy el diseñador de OOTO, pero tengo un equipo brutal encabezado por Alex Miralles como director creativo, que tiene unas ideas increíbles. De igual modo, tengo un equipo también muy bueno centrado en marketing, en crear publicaciones… que están haciendo una labor espectacular. Lo que está claro es que estamos yendo todos de la mano para que la marca crezca. Ya llevamos un año con ella y, la verdad, estamos sorprendidísimos de la buena acogida que está teniendo.

Fotos: Dani Riera

Si quiere leer la entrevista completa, pida la revista Influencers en su quiosco.

OTROS ARTÍCULOS DE ESTE AUTOR
NOTICIAS RELACIONADAS

Suscríbete ahora

LO MÁS DESTACADO