Vicky Luengo, la actriz revelación que ya tiene un Ondas
Vicky Luengo es una de las actrices españolas revelación desde que imantó a los telespectadores con su papel de Laia Urquijo en Antidisturbios. Aunque lleva dieciséis años entre el teatro y el cine, la serie de Rodrigo Sorogoyen la puso en órbita. Hace unos meses dio la cara en Historias para no dormir y este año estrenará Suro. Está en mitad del tiovivo de un punto de inflexión ascendente y lo está disfrutando como una loca.
Cuando se estrenó Antidisturbios, media España se preguntaba: ¿quién es esta pedazo de actriz que da vida a la inspectora Laia Urquijo en medio de tanta testosterona? Entonces Google arrojaba sus primeros datos: Victoria Luengo (Palma de Mallorca, 7 de abril de 1990), más conocida como Vicky Luengo, es una actriz española que vivió en Barcelona, empezó a hacer teatro como actividad extraescolar en primaria y así fue consolidando sus andares por el duro asfalto de casi cualquier vida artística.
Estos dos últimos años han puesto a Luengo en el epicentro del cine español. Más allá de la serie policial de Rodrigo Sorogoyen, por cuyo papel se llevó diversos galardones cinematográficos y un Premio Ondas, ha estado en los cines con Chavalas y El sustituto, y en la pequeña pantalla con la película Hogar y la serie Madres. Amor y vida.
En 2021 también hizo gira de teatro con Principiantes, un texto de Raymond Carver adaptado por Juan Cavestany y dirigido por Andrés Lima, que aterrizó en enero en Madrid. Justo en unos minutos saldrá a la tarima en los Teatros del Canal, en Madrid. Mientras, charlamos en un camerino lleno de bombillas clásicas con una estrella naciente con los pies en el suelo.
Tu nombre suena especialmente desde Antidisturbios, pero tú estás en el mundo de la interpretación desde los 14 años. ¿Cuánto cuesta ser actriz?
Es muy difícil que te salga bien. Buscar el hueco oportuno en esta profesión es una mezcla de muchos factores, y algunos de ellos no dependen de una misma. Yo tuve la suerte de empezar muy pronto. Hay personas que consideran que eso influye negativamente, porque te pierdes los primeros años de tu juventud, pero para mí ha supuesto una buena inversión. Siento que a mis espaldas cuelga una mochila grande de experiencias para enfrentarme a lo bueno y a lo malo de esta profesión, y así es más fácil estar lista para encarar la inestabilidad. Seguir adelante sin frenar antes las dificultades me ha costado muchas charlas con mi madre, con mis amigas y muchas sesiones de terapia. Gestionar la inseguridad que genera esta profesión no es fácil.
«El éxito de una carrera artística es la mezcla de trabajo, perseverancia, responsabilidad y suerte»
La vocación es un detonante, pero muy pocas personas conseguís que se desarrolle y cuaje.
Ser actriz ni siquiera depende de tu talento. El éxito, entendido como la posibilidad de ejercer, es una mezcla entre el trabajo, la perseverancia, la responsabilidad y la suerte, que cuenta bastante y no está en las manos de nadie. Cuando acabé Antidisturbios, yo decía que era la misma actriz que hacía cuatro años. Sí, probablemente me faltaba experiencia, pero la esencia era similar. La cuestión es que caí en un proyecto que permitió que me vieran y para mí ha sido muy importante estar preparada y dar el do de pecho.
Antidisturbios fue tu punto de inflexión.
Aquella serie me cambió el día a día. De repente, me colocó en un mapa en el que yo estaba pero la gente no me buscaba.
«El personaje de Laia Urquijo me enseñó que la ambición bien llevada, sin herir a las personas que te rodean, es positiva»
En Antidisturbios diste vida a Laia. ¿Compartes con el personaje aquella ambición positiva?
Sí. Una de las cosas que me enseñó el personaje de Laia Urquijo es que la ambición no era mala, algo que pretendía ocultarme a mí misma. Entendí que la ambición bien llevada, sin herir a las personas que te rodean, es positiva.
¿También eres de Trivial?
No. No me gusta el Trivial, porque no me gustan las cosas que no se me dan bien…
Segura de ti misma.
Unos días con más fuerza que otros. También hay momentos en los que me siento la persona más pequeña del mundo. Reivindico, absolutamente, la expresión de la vulnerabilidad.
De Laia destaca su honestidad por hacer las cosas bien. Cueste lo que cueste.
A mí me encantaría hacer siempre las cosas bien, aunque entiendo que siempre-siempre es imposible. Con los años, la exigencia del perfeccionismo se me ha ido rebajando. Ahora soy perfeccionista, pero ya no me machaco tanto si no llego a la meta a la que aspiraba.
Has empezado tu carrera de premios con un Ondas. Es arrancar fuerte.
En una misma semana recogí el Ondas, el Fotograma de Plata y El Ojo Crítico de cine. Una cosa loquísima. Me pareció un delirio.
¿Tu nombre –Victoria– es profético?
En mi vida hay muchas victorias: mi gente querida, mi renta afectiva, mi familia elegida, poder dedicarme a lo que amo, haber aprendido a vivir en paz, aunque no siempre me salga bien, pero estoy en el buen camino…
En Antidisturbios y en Historias para no dormir destaca la naturalidad de tu actuación. Eres muy similar en un papel y ante las cámaras de Broncano, aunque tengas el toque de la actuación. Es una naturalidad que proyecta una curiosa sensación de que lo estás disfrutando.
Cuanto mejor me lo paso, mejor sale. Intento trabajar mucho previamente en casa para tenerlo todo muy claro. Detrás de Laia Urquijo hay bastantes horas, porque es un personaje que no se parece para nada a mi fisicidad. Yo me muevo mucho, me he levantado ya tres veces desde que estamos hablando, gesticulo bastante con las manos, soy muy expresiva, y Rodrigo Sorogoyen no me dejaba mover las manos haciendo de Laia. Era un papel estático que hablaba por los ojos. En casa suelo encontrar lo que quiero hacer, me confirmo, me lleno de seguridad, y cuando empieza un rodaje o una actuación me olvido y trato de disfrutar los instantes presentes.
¿Cómo consigues que no te desborde el éxito?
No creo que haya tenido tanto éxito. Estoy muy feliz porque la gente de la profesión y los periodistas, al menos los que llevan temas culturales, ahora sabéis quién soy, pero en la calle sigo siendo la misma. Toda mi vida he sido una hormiguita curranta que ha ido levantando una casa poco a poco. Seguiré con esa dinámica.
¿Tienes miedo a que no siga la escalada de éxito?
No. Eso sería exigirse más de la cuenta y aspirar a un imposible. No está en mis manos que los proyectos en los que participo sean increíbles todo el rato. No me puedo medir ante responsabilidades exageradas, porque moriría de angustia. Entiendo que la gente que sabe de esto es consciente de que la perfección crónica no existe. Sé que no soy importante y que la gente no está pensando tanto en mí como pienso yo misma. Cuando me arrecian las neuras, me pongo de frente al espejo, bajo al terreno de la realidad y doy un paso de humildad que me pone en mi sitio.
YA PUEDES LEER LA ENTREVISTA COMPLETA Y LA RÉPLICA DE SOROGOYEN EN EL NÚMERO DE MARZO-ABRIL 2022 DE LA REVISTA INFLUENCERS O REGISTRÁNDOTE GRATIS AQUÍ.
Foto de portada: Itziar Jiménez