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5G: No triunfa por el poco interés de los usuarios

Helio Hervás| 1 de diciembre de 2022

Durante varios años la tecnología 5G fue vendida como la panacea para que el salto hacia una conectividad avanzada fuera una realidad (vamos, que sería la razón por la que disfrutaríamos de aquello que únicamente se veían en las películas). Tanto es así, que muchas de las ediciones del Mobile Word Congress se encargaban de mostrar lo que se podía hacer con ella.

El martilleo respecto a las bondades del 5G fue tan constante, que finalmente cuajó en los usuarios que, en cuestión de un año, comenzaron a demandar terminales que fueran compatibles por el miedo de quedarse fuera de lo que se suponía que era una revolución tecnológica. Y, por lo tanto, las ventas de este tipo de smartphones aumentaron de forma exponencial -pero, eso sí, no han sido capaces de capear el momento de recesión en el mercado-.

El caso es que ha pasado el tiempo y las cosas no han sido tal y como se prometían. Ni mucho menos. El salto en la usabilidad de la conectividad de la que hablamos no ha supuesto el cambio de paradigma que se esperaba, y lo que ha ocurrido finalmente ha sido algo a lo que está más que acostumbrado el mercado: una mejora en la experiencia de uso. Ni más ni menos. Y, esto, ha sido detectado por parte de los usuarios que, ahora, ven a la tecnología 5G como algo más de lo que es habitual, pero que no consideran tecnológicamente puntero o que tenga el adjetivo de diferencial. Una pena.

 

Antenas 5G
Antenas de datos compatibles con 5G.

Lo que prometía el 5G era mucho… y bueno

Pues era realmente interesante. El ancho de banda permitiría conseguir un salto cualitativo en la conectividad. Y esto era así tanto en lo que tiene que ver tanto con la velocidad como con la cantidad; y esto último era lo realmente interesante en la evolución. Una buena definición que se daba de cómo cambiaría la conectividad esta novedad es la siguiente: se conseguiría que el lugar por el que viajaba la información, en vez de ser una carretera de doble vía en la que se podía circular a 120 kilómetros por hora, pasara a ser una autopista de cinco carriles que admitía los 240. Brutal.

 

Velocidad de datos smartphone
Velocidad de descarga de datos con un smartphone 5G.

 

De esta forma, se alcanzarían velocidades de un gigabit y latencias extremadamente bajas que permitía realizar acciones impensables desde cualquier lugar. Además, esto sería así, independientemente de la cantidad de dispositivos que estaban cerca utilizando redes 5G. Por lo tanto, se acabaría con una de las grandes restricciones para que Internet de las Cosas fuera una realidad. No es de extrañar el atractivo para el usuario y, además, se veía la apuesta por esta tecnología de la práctica totalidad de las operadoras.

 

Las cosas, por ahora, no han dio tal y como se esperaba

Pues esta es la realidad. Para el usuario -que paga una tarifa con 5G y que tiene un terminal compatible- encontrar lugares en los que note de forma clara la diferencia no es precisamente algo habitual. Y, el motivo, es que la cobertura a nivel mundial (y España no es una excepción), es cuando menos cuestionable. Tanto es así, que las aplicaciones no han ido de la mano del 5G, y con prudencia dan por sentado que en la mayoría de los casos la velocidad gigabit en movilidad es simplemente algo que no existe.

Y, claro, las consecuencias de esto no se han hecho esperar. Básicamente, los usuarios entienden que la tecnología 5G es necesaria en los teléfonos (y otros dispositivos, como por ejemplo las tabletas o convertibles), pero no es algo que sea un motivo de compra claro. Y ello se debe a una desaceleración clara en el interés que despierta esta tecnología, tanto por el tiempo que se lleva hablando de ella como disruptiva -lo que no ha ocurrido- y, lo que es más preocupante, no ven nada que les suponga una ganancia importante. Vamos, que se podría decir que se le ha “pasado el arroz” a este avance.

 

Logo 5G en un teléfono
Logotipo de conexión 5G en la trasera de un teléfono móvil.

Algunas consecuencias que se vislumbran

Una de las importantes es que tanto las operadoras como las compañías que fabrican móviles han realizado fuertes inversiones en el 5G, eso es innegable. Y, ahora mismo, es bastante dudoso que se reciba la rentabilidad esperada por este motivo. Y las cosas pueden ser aún peores, ya que cada vez son más los terminales de bajo coste que tienen acceso a 5G -por lo que el tiempo de cobrar mucho por su implementación claramente ha pasado-.

Eso sí, todavía existe la esperanza en el mercado empresarial, que no ha comenzado a aprovechar al máximo esta tecnología a la hora de realizar sus trabajos y, de esta manera, aquí puede estar el salvavidas para la mencionada inversión. Pero, de cara al usuario -y con los tiempos que corren-, parece que hay muy poco más que hacer debido a que estos no ven absolutamente nada que despierte un interés que pueda empujar las compras… algo que está especialmente complicado con las tensiones económicas que hay en la actualidad.

 

Y el futuro ya acecha

Incluso, hay algo que puede ser motivo de preocupación: desde hace tiempo ya se viene hablando de la llegada del 6G. Evidentemente, queda bastante para ello, pero si esta nueva tecnología resta espacio y difusión al 5G, las cosas no pintan nada bien para que vuelva el interés al mercado. Y, ojo, que las promesas son prácticamente las mismas: bandas de frecuencia muy altas para obtener una mayor velocidad, ancho de banda y reducción de la latencia. Si esto no es pisarse, poco le falta.

 

Opciones 5G
Opciones de uso de la conectividad 5G.

 

No se puede decir que el 5G esté muerto, ni mucho menos. Su implementación tiene que continuar y sus beneficios son positivos siempre que sea posible aprovechar sus bondades. Pero, lo que parece complicado, es que los usuarios vuelvan a ver en esta tecnología algo en lo que tiene que invertir sí o sí (debido a que no es diferencial y, además, muchos ya tienen un smartphone compatible). Pero, seguro, algo ocurrirá para que se cambie el chip y se aceleren las ventas en el mercado… siempre ocurre.

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