Así es la tecnología que hará que Internet sea mucho más rápido
Las grandes empresas tecnológicas impulsan la tecnología L4S, que promete que Internet sea mucho más rápido. ¿Qué es realmente este nuevo estándar?
La mayoría de la gente confía en el ancho de banda para tener una conexión a Internet segura, estable y rápida. Lo que muchos de ellos no saben es que el verdadero causante de sus problemas de conexión es la latencia. Ahora, las grandes empresas tecnológicas apuestan por que Internet sea mucho más rápido. Para ello han desarrollado el nuevo estándar L4S, llamado a cambiar todo el ecosistema de la red tal y como lo conocemos hoy en día.
Se trata de un tema bastante denso y, para entenderlo bien, hay que empezar por el principio.
¿CÓMO FUNCIONA INTERNET?
Internet está formado por una red global de routers, conmutadores y cables de fibra óptica u otros materiales que conectan todos los ordenadores del planeta a una red de servidores, en los que se aloja el material disponible en la red.
Si en algún punto de esa cadena se produce un cuello de botella, se sufre algún tipo de ralentización o latencia. Como podrá comprender el lector, este cuello de botella se produce cuando se intenta meter un volumen de datos superior a la capacidad del conducto. De igual forma que una tubería se atascaría, los datos en los conductos de Internet pueden provocar un atasco.
A su vez, cada dispositivo añade un pequeño retraso. Un router común añade un retraso de unos 50 milisegundos y la capacidad de procesado de un ordenador, otros 20 adicionales.
Para lograr que Internet sea mucho más rápido, hay que gestionar bien los paquetes de datos. En un primer momento, los ingenieros han optado por soluciones a nivel software: una serie de programas que gestiona el ‘caudal’ de datos para evitar atascos.
Y, aunque a día de hoy se sigue utilizando esta solución, los nuevos usos que hace la población de la red provocan que no sea suficiente para aprovechar al máximo las capacidades de la tecnología.
¿QUÉ ES EL ESTÁNDAR L4S?
L4S significa Low Latency, Low Loss, Scalable Throughput que, traducido al español, es baja latencia, baja pérdida, rendimiento escalable. Se trata de una nueva tecnología que favorecerá que Internet sea mucho más rápido. El objetivo es que los paquetes de datos estén el menor tiempo posible esperando para ser enviados y, para ello, reduce considerablemente la latencia.
Cuando los paquetes de datos se enfrentan a algún cuello de botella de los mencionados anteriormente, ‘avisa’ al resto de componentes de la red para que empiecen a solucionarlo antes de que llegue a ellos. Es una tecnología altamente compleja, como se explica en algunas publicaciones científicas.
En resumen, se podría decir que se trata de anticiparse a los problemas y gestionar una solución en adelanto. Una metodología predictiva que sea más eficiente que una metodología reactiva.
¿PARA QUÉ SIRVE QUE INTERNET SEA MUCHO MÁS RÁPIDO?
Puede parecer que, con las soluciones tradicionales (eliminación de retrasos a nivel de software) es más que suficiente para lograr una conexión rápida. Sin embargo, los nuevos usos de la red obligan a que Internet sea mucho más rápido si se le quiere sacar todo el partido, como ya se ha comentado con anterioridad.
Hace una década, Internet era una enorme base de datos para consulta de información. Hoy en día, Internet sirve para aplicaciones tan diversas como consumir contenido audiovisual en streaming, jugar a videojuegos alojados en servidores o disfrutar de la realidad aumentada, virtual y mixta.
Con una eliminación de latencia tradicional, no se podría retransmitir un videojuego en realidad virtual en streaming porque el lag, o retraso, que se produciría sería demasiado elevado. Así, ni el usuario que juega lo podría hacer con comodidad ni el espectador podría disfrutar del espectáculo.
Gracias al estándar L4S sí se podrá lograr una latencia tan baja que será prácticamente imperceptible
Pero las aplicaciones de Internet no son sólo a nivel doméstico. La mayor parte de laboratorios científicos del mundo y las grandes empresas requieren unas velocidades de cálculo y de conexión entre centros muy elevadas. No se pueden permitir cortes o saltos en el flujo de información.
¿DÓNDE ESTÁ EL LÍMITE?
El límite parece ser la propia física, es decir, la velocidad de la luz. Aunque hay que matizar esta información: cuando un haz de luz viaja por el interior de un cable de fibra óptica no lo hace a la misma velocidad que en el vacío, sufre pérdidas que disminuyen la velocidad.
Otra limitación, mucho menos extraordinaria: la velocidad de implantación de la tecnología a nivel mundial. Pese a ello, grandes empresas como Comcast, Apple, Nvidia o Valve han comenzado con las primeras pruebas. Y, aunque puedan aportar decenas o cientos de millones de dólares al desarrollo e implantación de una tecnología, el alcance de la misma es tan grande que no se puede lograr en un corto periodo de tiempo.
Lo maravilloso de esta nueva tecnología es que no es necesario adaptar toda la red, tan sólo aquellos puntos conflictivos en los que se suelen producir atascos y cuellos de botella.
Los próximos años serán clave para el futuro de la tecnología en general y de Internet en particular. Al auge de la inteligencia artificial se unirán estos nuevos estándares que abrirán la puerta a que Internet sea mucho más rápido.
Hay quien dice que la inteligencia artificial supone un avance mucho mayor que la revolución industrial y probablemente tengan razón. Pero lograr que Internet sea mucho más rápido será un cambio radical en el día a día de todos los usuarios de la red.