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La maldición de Pescanova ataca de nuevo y salpica a Abanca

Lidia Vega| 3 de abril de 2023

A pesar de ser la principal empresa pesquera de España, y la quinta de Europa, parece que la suerte no está del lado de Nueva Pescanova. La empresa vuelve a estar otra vez en venta, buscando unas nuevas manos que levanten una compañía que parece estar maldita.

Cuando hablamos de Pescanova tenemos que hablar de dos empresas. Por un lado, la «vieja Pescanova» que cerró definitivamente su actividad a principios de este año. Y, por otro lado, tenemos a la «Nueva Pescanova».

Esta segunda empresa nace en 2015, tras un proceso de refundación societaria de Pescanova S.A. Tal y como recogen en su web, «el resultado es una compañía nueva, que hereda la historia y logros de su predecesora, que cuenta con todos sus activos y medios materiales y personales y que renace como Nueva Pescanova, S.L. con un proyecto ilusionante de crecimiento e innovación».

Pero lo que también heredó de su predecesora fue la mala suerte financiera, a pesa de ser un referente en la economía gallega. A modo de huida hacia adelante, bancos y acreedores optaron por inyectar dinero en la compañía, a pesar de que no acababa de despegar.

Esto significó que, además de meter más dinero para que la empresa siguiera a flote, estos mismos inversores se convirtieron en propietarios de Nueva Pescanova. Entre todas las empresas, destacaba Abanca, heredera de Caixa Galicia, que trataba de superar su propia crisis.

 

Abanca lucha por controlar Pescanova

Sin embargo, la apuesta de Abanca por Nueva Pescanova al principio fue muy comedida. En 2015, al decretarse los nuevos propietarios, el banco presidido por Juan Carlos Escotet apenas tenía un 8,19% del accionariado. Sin embargo, según fue pasando la década, en la entidad gallega comenzó a calar la idea de salvar a una de las compañías más características de la comunidad, con permiso de Inditex.

Poco a poco, la posición débil de Abanca en Galicia se iba fortaleciendo y sus ingresos comenzaban a ser grandes. Es por eso que en 2020, tras una nueva sacudida de la actividad económica de Pescanova, Escotet toma una decisión: hacerse con el paquete de acciones de los otros dos bancos que formaban parte del accionariado: CaixaBank y Banco Sabadell. De esta manera, el porcentaje de Abanca pasa del 8,19% a más del 80%. Así, el banco propiedad de Escotet se convierte en accionista mayoritario.

La entidad gallega se consideraba en el deber de «seguir liderando esta nueva etapa y asumir el esfuerzo financiero necesario para la sostenibilidad de Nueva Pescanova, a diferencia de los planes de los inversores y acreedores que han abogado por trocear la compañía y liquidarla por partes».

Además, pretendía sanear a Nueva Pescanova, dotándola de unos fondos propios robustos y les daba la capacidad de desarrollar de nuevo su negocio sin el lastre de la deuda. Una oportunidad que, en el fondo, la compañía pesquera nunca supo utilizar.

Sin embargo, Abanca no se quedó ahí, y en 2021 decidió dar un paso más en su apuesta por levantar Nueva Pescanova. En una junta general extraordinaria, se realizó una capitalización de deuda por valor de 542,2 millones de euros, dinero que aportó Abanca incrementando su participación hasta superar el 97% del accionariado. Este gesto por parte del banco hizo posible la sostenibilidad de Nueva Pescanova a medio y largo plazo.

 

El futuro, en el aire

Pero, como en toda relación amorosa, todo tiene un final. Y el de Nueva Pescanova y Abanca parece que está muy cerca de terminar. La entidad gallega se ha cansado de dar oportunidades de salvación a la pesquera, y ya busca nuevas manos en la que depositar una de las mayores empresas de Vigo.

Los motivos para esta venta son dos: el miedo a una elevada deuda, y la presión del Banco Central Europeo, que no ve con buenos ojos que los bancos tengan participaciones industriales.

Por el momento, parece que hay tres empresas que podrían hacerse con el control de Nueva Pescanova. Hasta la fecha han presentado ofertas la americana Red Chambers, la canadiense Cooke y la también gallega Iberconsa, participada por el fondo estadounidense Platinum. Sin embargo, Abanca considera que estas ofertas son demasiado bajas, así que les ha pedido que las suban si realmente quieren hacerse con la empresa pesquera.

Abanca ha fijado el precio de venta en los 700 millones de euros, ya que 200 millones corresponderían al equity y el resto al pasivo. Según expone El Confidencial, el banco necesita que las ofertas alcancen el objetivo fijado para que la valoración no se distancie de los 200 millones en que tiene contabilizada la empresa en balance. De lo contrario, se apuntaría fuertes pérdidas en los resultados de 2023.

A pesar de este revés, Abanca no pierde la esperanza y espera que en estas próximas semanas, alguna de las tres empresas mejoren sus ofertas para poder decantarse con una y comenzar las negociaciones en exclusiva, que se extenderán hasta tres meses.

Este puede ser el fin de una compañía puramente gallega. Aunque Iberconsa se haya presentado a la puja, lo cierto es que parte en desventaja comparándola con las otras dos empresas internacionales, ya que la gallega también viene de afrontar una complicada situación financiera.

Sin embargo, la también empresa viguesa no pierde la esperanza y cree que, si hacen bien las cosas, la balanza puede decantarse a su favor. Algo que quieren tanto los empleados como, según rumores, la propia Abanca, para preservar así el espíritu gallego de una empresa que ha elevado las cenas de toda España.

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