JP Morgan y BNP Paribas desvelan una alianza para atacar a Repsol
JP Morgan, uno de las bancos de inversión más grandes del mundo, lleva meses rondando el accionariado de Repsol. Desde que a mediados de marzo de 2020 configurase un complejo esquema de derivados financieros sobre el accionariado de la petrolera española, sus idas y venidas han sido constantes. De hecho, el pasado mes de noviembre sorprendió al mercado reconociendo que mantenía una posición del 6,8% que le convertía en el principal accionista de la compañía. Pero aquello no es más que un trampantojo que ha terminado siendo una alianza con BNP Paribas para atacar las debilidades de la compañía española.
La aparición y desaparición de JP Morgan en el accionariado de Repsol sacudió al mercado español el pasado mes de noviembre. La razón no era tanto la aparición del banco de inversión entre los accionistas de la petrolera española, sino sus extraños movimientos. De hecho, su primera aparición en año y medio se producía el 18 de octubre con un porcentaje del accionariado del 6,52%, pero a partir de ese momento aparecería el desconcierto. El 9 de noviembre reducía su participación al 5,33%, al día siguiente notificaba que era del 5,02%, y al siguiente, el día 11, señalaba ante la CNMV que su posición era del 0%.
Una semana más tarde volvería a notificar un 5,06% para un día después volver a indicar que ya tenía un 0%. Finalmente, el 19 de noviembre, otra vez al día siguiente, terminó por señalar que mantenía algo más del 5,3% y no volvería a haber cambios hasta el 22 de diciembre, que volvería a ser cero. Hasta este pasado 6 de enero (el día de Reyes) que volvería a marcar en su registro una participación del 6,10%. El desconcertante baile de posiciones, sin embargo, no era lo más preocupante para Repsol.
JP MORGAN: PAPEL DE BRÓKER EN REPSOL, PERO CON UNA DESAGRADABLE SOPRESA
Así, una de las claves que explicaba esas idas y venidas del banco de inversión dentro del accionariado de Repsol se podía leer escuetamente al final de cada notificación a la CNMV. En concreto, JP Morgan señalaba en cada documento que se debe tener en cuenta que “la participación ahora está sujeta a una exención de la cartera de negociación (trading book) del 5%». La realidad, entonces, es que la firma estadounidense simplemente actúa como bróker y las posiciones que declara son de sus clientes, no suyas propias. De hecho, se puede apreciar como entre el día 9 y el 11 la participación va disminuyendo hasta caer por debajo de ese umbral.
Hasta ahí es la parte más sencilla del movimiento. Al fin y al cabo, se trata de una operativa muy utilizada por la banca de inversión. En otras compañías, como IAG, este papel lo desempeñan otras compañías similares como Morgan Stanley o Goldman Sachs (caso de OHL). Pero la estrategia de JP Morgan escondía otra desagradable sorpresa, y es que el esquema de derivados creado por la firma de inversión estaba articulado para desatar un ataque especulativo contra Repsol. De hecho, la sucesión de acontecimientos ha delatado a su socio: BNP Paribas.
En concreto, a diferencia de las otras ocasiones, JP Morgan señalaba en su reciente notificación al regulador que un 1,37 del 6,10% registrado eran acciones físicas de Repsol. Un hecho prácticamente inédito salvo por la efectuada el 18 de octubre en la que ese porcentaje era del 1,8%. Pero ¿de dónde ha aparecido esas acciones? Para encontrar la respuesta hay que mirar a dos sitios. En primer lugar, al propio esquema de derivados financieros creados por el banco de inversión. En segundo lugar, a las últimas notificaciones de BNP Paribas.
BNP PARIBAS DESTAPA SU ATAQUE Y RETIRADA BAJISTA
Las acciones físicas declaradas por JP Morgan provienen de un paquete de opciones call, que es un derivado financiero que otorga al comprador el derecho (pero no la obligación) de comprar en el futuro un activo, con vencimiento en diciembre de 2023 sobre el 1,74%, pero que era canjeables en títulos a partir de diciembre de 2021. De tal manera, que solo se ha ejecutado un 1,33% del total que podía hacerse. La devolución de acciones tiene una lectura fácil: el cierre de una posición bajista.
Esas sospechas se han terminado por destapar el pasado 7 de enero. En esa fecha, el regulador notificó que BNP Paribas había pasado de registrar una apuesta en contra de Repsol del 0,64% al 0,01%. En otras palabras, que es muy probable que la firma francesa haya devuelto las acciones de la petrolera española después de sacar un buen pellizco. Además, el tiempo coincide a la perfección. En primer lugar, ese 18 de octubre en el que notifica JP Morgan que mantiene un 1,8% de las acciones de Repsol no es casualidad. De hecho, en aquellos días, antes de conocerse ómicron, la firma española escalaba a máximos no vistos desde marzo de 2020.
Un requisito imprescindible para un ataque bajista como el orquestado por BNP y JP Morgan. Así, en las siguientes semanas las acciones de la compañía española empezaron a retroceder hasta que las primeras noticias de ómicron hicieron el resto. La caída acumulada se acerco al 20%, tras pasar de los 11,6 euros hasta los 9,5 euros que ha llegado a tocar en distintas sesiones entre noviembre y diciembre. Ahora, tras el rápido acelerón de la petrolera española, ambas firmas han cerrado posición. Aunque la pregunta es si será un parón momentáneo.
EL ESQUEMA DE DERIVADOS TODAVÍA CONTINÚA
La realidad es que es difícil adivinarlo. Aunque no hay elementos que hagan pensar que el ataque concertado contra Repsol podría haber acabado. El primer bajista que atacó a la compañía española, el fondo Exodus Capital, todavía mantiene su posición corta prácticamente inalterable desde julio, cuando se convirtió en el primer bajista en cercar a la petrolera desde 2017. A su vez, pese a que BNP ha deshecho su posición y ha devuelto las acciones a JP Morgan puede volver a hacer la jugada. Al fin y al cabo, cuando empezó todo esto, el 18 de octubre, la firma estadounidense tenía hasta un 1,8% de los títulos.
Por último, JP Morgan no solo mantiene el esquema de derivados sobre Repsol, sino que lo ha actualizado. Entre los distintos paquetes que mantiene la firma de inversión destaca uno con hasta casi 40 millones de títulos en forma de opciones Puts que pueden ser liquidadas en efectivo. Se trata de un tipo de derivado financiero para el que no se requiere la entrega física real del activo o valor subyacente, en este caso, las acciones de Repsol. La liquidación da como resultado un pago en efectivo, en lugar de liquidar en títulos y tiene la ventaja de que así se evitan los altos costes de tarifas en las transacciones.
Aunque, debido al volumen de acciones, otra explicación más plausible es que JP Morgan no desea mantener esas acciones por el alto coste de almacenamiento (o custodia) que requiere. Así, la firma solo se preocupa de dar liquidez a los fondos bajistas, cobrar la prima y evitar los problemas de convertirse en un accionista significativo del grupo. Con esta fórmula, el grupo también presenta otro paquete de dos millones de acciones, aunque bajo el formato de opciones call.
ÓMICRON PUEDE TERMINAR AYUDANDO A REPSOL
Pero no todos los derivados se pueden articular bajo este sistema. Así, JP Morgan posee seis millones de acciones en forma de opciones con posibilidad de ser liquidadas físicamente, esto es, entregando las acciones, entre el 18 de marzo de este mismo 2022 y finales de diciembre de 2025. Una de las características de este tipo de instrumentos es que otorga al comprador el derecho, pero no la obligación, durante el período fijo establecido en los términos contractuales, de vender el futuro de los mercados de servicios públicos subyacente a un precio predeterminado (precio de ejercicio).
En definitiva, todo parece que sigue en marcha para que los hedge funds sigan buscando sangre en los títulos de Repsol. Aunque no todo son malas noticias para la compañía. La ola causada por ómicron está dejando algunas buenas señales en forma de expertos reconociendo que podría ser el principio del fin. De hecho, las estimaciones actuales son que el covid-19 pueda terminar por convertirse en una enfermedad muy focalizada al invierno y cada vez menos peligrosa. Esa sería una gran noticia en la recuperación de la normalidad. También para Repsol de cara a que la demanda y la renovada movilidad lleven a sus títulos lejos de los tiburones financieros.