Irene Junquera: «Podría vivir de los medios de comunicación no convencionales»
Irene Junquera Martín (Madrid, 1985) es una periodista deportiva y presentadora de televisión que soñaba, y todavía sueña, con ser actriz. De ascendencia castellanoleonesa, afirma haber sido muy feliz en su infancia. “Vengo de una familia numerosa y tengo dos hermanos varones bastante mayores que yo. Recuerdo los fines de semana viajando a los pueblos de mis padres en Castilla y León, y muchos atascos a la vuelta escuchando Carrusel deportivo en la radio. También me acuerdo mucho de aquellos veranos en el pueblo materno, una aldea en la Sierra de Gredos en la que prácticamente no vive gente y no había nada (ni un bar, ni una tienda… nada de nada), como los mejores de mi vida”.
Con solo 10 años, Irene tuvo que ser operada de la espalda, lo que le obligó a permanecer tumbada en la cama sin moverse durante tres meses. “En aquel momento, aunque tuve que dejar de tocar el piano, los profesores venían a darme clases de ritmo o de lenguaje musical, además de que tuve que recibir en la cama también las clases habituales para los niños de mi edad. Estuve después dos años de rehabilitación, porque cuando te levantas, después de algo así, no tienes fuerza en ningún sitio”.
Aquella exitosa intervención le ha permitido poder practicar hoy cualquier deporte. “Con el problema de la espalda, yo lo único que podía hacer de pequeña era nadar. También pude hacer danza clásica y, todavía a día de hoy, me encanta bailar. También ando en bici de carretera y, aunque odio correr, he hecho triatlón y media maratón. Además, voy mucho al gimnasio… te diría que menos jugar al fútbol, prácticamente he practicado de todo”.
Ronaldo Nazário, clave para el primer contrato de Irene Junquera
Estudiante de notable y sobresaliente –aunque con mayor dificultad en el caso de las Matemáticas y la Física, como buena periodista–, y quizá por esos domingos de radio, Irene se decantó por simultanear la carrera de Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid con los estudios de Arte Dramático en la Escuela de Interpretación de Cristina Rota cuando su madre le dijo que estaba muy bien que quisiera ser actriz, pero que tenía que estudiar también otra cosa.
“Le dije [a Ronaldo] que si después de ir hasta Milán no tenía la entrevista, me echarían”.
Pero sucedió que, cuando estaba en tercero de carrera le contrataron de becaria en la radio, y ya le fue imposible compatibilizar. Allí recuerda cómo su entonces jefe, Josep Pedrerol, “nos dijo a los dos becarios que tenía un contrato, y que de nosotros dependía que se quedase uno u otro. En aquel momento, Ronaldo Nazário se acababa de ir del Real Madrid al Milan y todavía no había hablado con nadie. Alguien me dijo que estaba en el campo del Canillas viendo a su hijo jugar al fútbol y le pregunté a Josep si podía ir. Me dijo que hiciera lo que quisiera. Después de presentarme, le dije que la semana siguiente iba a ir a Milán. Cuando me preguntó que a qué iba a ir allí, le respondí: “A entrevistarte a ti”. Yo creo que le debió hacer gracia porque me respondió: “Vale”. Me dio el teléfono de una persona de su confianza y me dijo que le llamara. “Yo le expliqué que era becaria, y que si después de ir hasta allí luego no tenía la entrevista me echarían, pero me dijo que estuviera tranquila”.
“Cuando llegué a la Redacción y se lo dije a Josep me respondió que con que tuviese al menos un 10% de posibilidades, que fuera. Yo le dije que tenía bastantes más y me fui sola. Allí estaba, esperándole en el hall del hotel a que volviese de entrenar. Y se presentó. Yo introduje la entrevista y habló con Josep durante cerca de una hora.
Fue un bombazo y ahí la cosa se puso bastante a mi favor con lo del contrato”, rememora. Ahora son los estudiantes de periodismo los que le piden algún consejo a ella. “Yo les digo que le echen cara a la vida, que el ‘no’ ya lo tienen. Intenta lo que sea y te puede salir bien”.
Irene comenzó su carrera profesional en la Redacción de deportes de Punto Radio en el año 2007. Un año más tarde participaría en el nacimiento del programa Punto Pelota de Intereconomía TV. Posteriormente desarrolló la función de «la voz del espectador» en El Chiringuito de Jugones hasta que, en enero de 2016, Pedrerol la propuso como tertuliana. En 2017 se despidió de la audiencia de El Chiringuito, tras casi una década ligada al programa. Ese mismo año, Irene fichaba por Mediaset España para copresentar All you need is love… o no, junto a Risto Mejide, en Telecinco.
Durante varios años, también ha estado colaborando con Frank Blanco. Primero en el programa Zapeando de La Sexta, y posteriormente en el programa de radio Vamos tarde, en Europa FM, y en Las Mañanas KISS, de Kiss FM.
Un momento inolvidable para ella fue cuando presentó, junto al propio Blanco, las Campanadas de la Nochevieja de 2016 en La Sexta. “Para mí fue un sueño. Dos semanas antes de que me llamaran, ya le había dicho a alguien que ese era mi sueño. Tengo grabada esa canción de Mecano en la que dice que ‘los españolitos hacemos por una vez algo a la vez’. Y me parece muy emocionante, se me pone la piel de gallina. Es que para mí es muy especial la Nochevieja y el Año Nuevo. Es un día que me gusta estar con mi familia, más que en Nochebuena o en Navidad. Y el poder vivir eso de que haya tanta gente en la tele viéndote fue increíble. Ojalá tenga la oportunidad otra vez de repetirlo”, recuerda.
¿Por qué te decantaste por el periodismo deportivo?
Me gusta mucho el entretenimiento y lo que más me gusta hacer, dentro del periodismo, es entrevistar. Intentar que la otra persona se abra y me cuente cosas que a lo mejor no le ha contado a nadie. Y dentro del periodismo, yo creo que por mi infancia y por esos buenos recuerdos que tengo yo del fútbol, del ciclismo, de la natación, etcétera, me encanta el deporte. Y también porque yo creo que, tanto el entretenimiento como el deporte, hacen felices a los demás.
¿Crees que has tenido algún tipo de dificultad añadida en tu profesión de periodista deportiva por el hecho de ser mujer?
Con los deportistas no he tenido ningún problema. Lo que sí he notado es que hay gente que está esperando a que cometa algún error, porque eso va a tener más bombo que si el error lo comete un compañero chico. Es así. Yo tengo mis limitaciones, como las tiene cualquier compañero, e intento trabajar duro para ampliar mis conocimientos y dar lo mejor de mí, pero siento que hay gente que espera el error. Luego es verdad que hay trabajo por hacer. Todavía hay programas deportivos en la radio por la noche en los que solo hay chicos. Dime un programa en el que solo haya mujeres… Yo no quiero que lleven a mujeres por obligación, aunque sí creo que de forma natural se irá igualando.
Como periodista, ¿eres partidaria del lenguaje denominado “inclusivo”?
Podemos ponernos a debatir sobre si es necesario el lenguaje inclusivo, pero considero que hay cosas de mayor importancia que no están teniendo tanta relevancia en los medios de comunicación. Yo soy partidaria de cambiar lo que sea necesario para que todo el mundo se sienta considerado y bien, pero no tapemos el sol con un dedo. Aún queda mucho por hacer respecto a la discriminación de ciertos colectivos en cosas que van más allá del lenguaje.
Habiendo viajado mucho, ¿cómo consideras que está la igualdad entre hombre y mujer en España en comparación con otros países?
Creo que todavía hay mucho por hacer y que hay gente que cree que no es machista, pero lo es. A mí me molesta, por ejemplo, cuando alguien dice que unos futbolistas “son unas madres”. Una vez dije, “¿Cómo son? ¿Son fuertes? ¿Son independientes?”, porque es lo que me viene a la cabeza si tú me dices que alguien es una madre. No me viene una persona blandita.
¿Qué opinas del conflicto que se ha suscitado entre muchas jugadoras de la selección española de fútbol y el seleccionador Jorge Vilda?
Me falta información. Sé que hay quince o dieciséis futbolistas de élite, muchas de equipos distintos, que coinciden en que algo no va bien en la selección. Y que dicen que no están pidiendo la dimisión de Jorge Vilda, sino que están pidiendo cambios. Pero no sé cuáles son los métodos que no les gustan, los problemas de salud que aluden… no tengo información. Entonces, emitir una opinión no es justo, ni con el seleccionador ni con ellas. Yo les diría que se sentaran en una rueda de prensa, respondieran a todas las preguntas y que fueran honestas, para que podamos entenderlo. Entonces ya daría mi opinión.
Eres muy activa en las redes sociales, e incluso las trabajas profesionalmente. ¿Qué opinas de ellas?
Pues mira, actualmente podría vivir de lo que gano en los medios de comunicación no convencionales. Pero creo que, mayoritariamente, la gente me sigue por mi trabajo como periodista o comunicadora, por eso no me considero influencer en el propio sentido de la palabra, sino que lo veo más como otra pata de mi profesión.
Primero habría que ponerse de acuerdo en el concepto de influencer. ¿Qué es para ti?
Alguien que influye sobre los demás. Yo creo que, por ejemplo, la gente que me sigue en Twitter es porque le interesan mis opiniones, pero no creo que les influya yo en nada. Para mí el concepto de influencer es para alguien que se dedica exclusivamente a las redes sociales, o que su público viene exclusivamente de las redes sociales, aunque luego puedan dar el salto a los medios de comunicación. Pero ojo, que el concepto de influencer no me parece negativo. Si las marcas te contratan es porque ven algo en ti que tiene influencia sobre los demás; y, si me tienes que definir, no creo que fuese la primera palabra que me definiese como profesional, pero no me importaría que fuese la segunda.
¿Ibai Llanos es para ti un influencer?
Para mí no, para mí es un creador de contenido. Y ojo, que me parece que los creadores de contenido tienen mucho mérito, porque de la nada crean todo.
¿Qué opinión te merecen Instagram y TikTok?
A mí me gustan mucho Instagram y TikTok, pero TikTok es muy peligroso. Yo intento meterme poco, porque cuando lo haces, no te das cuenta y llevas una hora metida. Creo que es una democratización del talento porque cualquiera puede tener reconocimiento público desde cualquier parte del mundo. Aunque a la gente más joven hay que controlarla, porque hay mucha sexualización y eso no me gusta. También hay mucha facilidad para cambiarte la cara con filtros, y esto puede generar problemas de autoestima a la larga. Entonces, como pasa en otras redes sociales (en Twitter hay mucho odio, en Instagram mucha mentira), creo que son más para adultos que para adolescentes o, al menos, para aquellos que tengan a sus padres pendientes.
¿Qué les dirías a los jóvenes que quieren ser influencers?
Les diría que se fijen el objetivo de ser creativos, porque desde la creatividad pueden ser lo que quieran (ya sea influencer o trabajar en una agencia de publicidad, en el mundo del cine o ser bailarines, diseñadores o modelos), pero al final un influencer pone en redes su talento y es muy difícil que pueda vivir de ello. Además, no sabemos hasta cuándo va a durar esto.
Si quiere leer la entrevista completa, pida la revista Influencers en su quiosco o acceda a la versión digital que podrá encontrar aquí.
fotos Jesús Cordero
estilismo Juan Antonio Frías
maquillaje y peluquería Johana Rojas
ayudante de fotógrafo Diego Medina