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José Carlos Díez: «La economía y la política se necesitan»

Miguel Angel Gomez| 20 de enero de 2023

José Carlos Díez Gangas (Palencia, 1971) es uno de los economistas españoles con mayor influencia. Formado en la Universidad de Alcalá, donde actualmente trabaja como profesor e investigador, también ejerció la docencia en la Icade Business School. Fue economista jefe de la sociedad de valores Intermoney y es socio fundador de LUAfund, una gestora de fondos de capital riesgo.

Actualmente trabaja también como tertuliano en diversas emisoras de radio (Onda Cero y RNE) y televisiones (Telecinco y TVE), y como columnista en el diario El País y en el grupo Prensa Ibérica.

José Carlos es autor de un blog especializado en Economía con más de treinta mil suscriptores que prefieren que sea un reputado economista el que les explique lo que sucede y por qué, en lugar de que lo haga la clase política. Por su buen hacer, tanto con su blog como en su manejo de las redes sociales, ha sido seccionado el pasado año como Top #tweco, una iniciativa impulsada por Crédito y Caución desde 2013 para detectar cada año a los principales influencers económicos en la red social Twitter.

En Influencers hemos querido hablar con él de los problemas que afectan a todos y a cada uno de los españoles: inflación, hipotecas, mercado laboral, formación, pensiones y fiscalidad. Aunque posteriormente no hemos podido resistirnos a preguntarle sobre ciertas polémicas en Twitter…

 

Vamos al grano… ¿Habrá recesión en 2023?
Es lo más probable. Con datos de la Agencia Tributaria, el gasto en consumo declarado en el IVA se ha frenado el pasado verano y la inversión ya ha comenzado a caer, sobre todo en construcción. Las exportaciones son las que más crecen, pero si Alemania y nuestros socios europeos entran en recesión, nuestras exportaciones dejarán de crecer y también entraremos en recesión.

 

¿El fin de la guerra en Ucrania podría ser un punto de inflexión para la inflación que padecemos o esta se mantendrá aunque ese fin se produjese?
Sí, aunque es difícil que las relaciones con Rusia vuelvan a niveles previos a la guerra y seguramente el gas que venía de sus gasoductos será muy inferior también. Por lo tanto, la inflación se moderaría, pero los precios no bajarían a los que había antes de la guerra.

 

 

¿Qué ocurrirá con los tipos y con el euríbor durante este año?
Salvo sorpresas de inflación, los inversores esperan que el BCE suba tipos hasta niveles por encima del 3%. El euríbor a un año ya está a ese nivel. Por lo tanto, ya hemos visto la mayor parte de la subida de tipos de nuestras hipotecas.

 

Entonces, ¿qué va a suceder en el mercado inmobiliario?
Con los nuevos tipos de interés, las cuotas de las nuevas hipotecas subirán. Muchas familias compraban casas con precios al límite que les permitía el banco en la cuota mensual de hipoteca sobre su salario. Ahora, con los nuevos tipos de interés, las cuotas mensuales son mayores y, para que continúen las compras, los precios de las casas tienen que bajar. Este ajuste lleva un tiempo: empieza por las ventas de viviendas nuevas y tarda en llegar a la vivienda usada. Los promotores de vivienda nueva tienen créditos y necesitan vender casas para financiar sus gastos y por eso bajan antes los precios. La vivienda usada está normalmente en manos de particulares y suelen tener menos prisa. En este último caso, los precios se estancan y son los salarios los que suben y hacen el ajuste,  pero este proceso es más lento.

 

“El problema es que los tipos han estado negativos demasiado tiempo y han subido bruscamente”

 

¿Qué pueden esperar los mercados después de haber pasado por un escenario de rentabilidades negativas, incluso en renta fija, nunca antes conocido?
Los inversores estaban adictos a los tipos negativos, sobre todo las bolsas. Ahora se están ajustando a la nueva normalidad. Para el nivel de inflación que tenemos, los tipos siguen siendo históricamente bajos, especialmente en Europa (donde en 2008 los tipos subieron hasta cerca del 5% con menos inflación que ahora). El problema es que los tipos han estado negativos demasiado tiempo y han subido bruscamente.

 

¿Cómo valora la situación actual del mercado laboral en España?
El empleo se comportó mejor de lo previsto tras la pandemia y, de nuevo, está siendo más resiliente de lo esperado tras la guerra de Ucrania. Pero España sigue teniendo el mercado de trabajo más disfuncional de los países desarrollados. Tenemos elevada tasa de paro estructural desde los años 70 y alta volatilidad del empleo, con fuerte creación en las fases expansivas del ciclo y fuerte destrucción en las recesivas. Hay un problema de tamaño empresarial, con un exceso de micropymes de menos de 10 trabajadores que concentran la mayor parte de la precariedad contractual y salarial y que incide mayormente en mujeres, jóvenes, mayores de 45 años y trabajadores de baja cualificación. Es un problema heredado de la regulación laboral franquista, pero que tras cuatro décadas de democracia se ha enquistado porque los cambios generan un fuerte rechazo social.

 

¿Es el contrato fijo discontinuo un tipo pensado para camuflar la temporalidad?
Es un contrato pensado para el sector turístico de sol y playa, que solo opera de seis a ocho meses y cierra el resto. Ahora han sustituido a los antiguos contratos de obra y servicios. Es lo que los economistas denominamos subempleo, ya que en la Encuesta de Población Activa dicen que les gustaría trabajar más horas y tener más renta. Cumple su misión y permite flexibilidad para que España sea líder mundial en turismo, pero sería deseable reducirlo y mejorar las condiciones de esos trabajadores.

 

¿Qué opinión le merece el nivel de formación en España?
La gente que ha terminado la universidad y la formación profesional tienen buen nivel, aunque mejorable. Les falta la implicación de las empresas en su formación posterior e incorporarse al mercado de trabajo con mayor proyección y mejores salarios que en los países tecnológicamente más avanzados. El mayor problema está en que el 40% de los españoles en edad de trabajar ni ha terminado la universidad ni la formación profesional, y se ven muy afectados por el cambio tecnológico. Hay oportunidades para ellos, como por ejemplo la instalación y desarrollo de plantas fotovoltaicas (que exige una formación mínima), pero hace falta diseñar políticas activas de empleo que las faciliten, como sucede en Suecia o Dinamarca, donde la tasa de paro está en mínimos.

 

“Es una irresponsabilidad subir las pensiones un 8%, pero hay diez millones de votantes pensionistas y nadie quiere decirles la verdad o corren el riesgo de perder las elecciones”

 

¿Cuánto cree que podrá aguantar el sistema de pensiones tal y como lo conocemos hoy?
El sistema de pensiones en España tiene déficit creciente desde 2009 y se financia con deuda pública. O sea,  endeudamos a nuestros hijos para pagar las pensiones de sus abuelos. Mientras los inversores nos sigan comprando la deuda pública, el sistema puede continuar. Si nos dejan de comprar bonos, como sucedió en 2012, habrá que hacer ajustes. El problema es que en 2009 la deuda pública estaba próxima al 50% del PIB y ahora es más del doble. En la última década las pensiones se han comido la mayor parte del aumento del gasto público y subían muy poco tras la reforma de 2013. Ahora solo en 2023 van a aumentar, en un solo año, casi la mitad que en la última década. Es una irresponsabilidad subir las pensiones un 8%, pero hay diez millones de votantes pensionistas y nadie quiere decirles la verdad, o corren el riesgo de perder las elecciones.

 

¿Qué le parece la política fiscal que se está aplicando actualmente en España y la ‘batalla fiscal’ entre comunidades autónomas?
En 2022 los ingresos públicos han subido con fuerza, empujados por la inflación, y el gasto público ha estado casi estancado. Eso ha permitido reducir mucho el déficit generado durante la pandemia y ha ayudado a mantener estable la prima de riesgo con Alemania. En 2023, el Gobierno va a subir las pensiones 19.000 millones y la mayoría de las comunidades autónomas no han reducido el gasto extraordinario de la pandemia de 2020 y siguen aumentando el gasto en 2022 más del 10%. Que en 2023 no tengamos problemas para emitir deuda pública y pensiones en la prima de riesgo será un milagro.

 

¿Cómo cree que se están manejando los fondos europeos?
Los nuevos fondos son condicionados y es más complejo gestionarlos en todos los países europeos. Hay que hacer un esfuerzo de adaptación y pedagogía para entender esos cambios. Ahora el gasto debe ser en digitalización y sostenibilidad, mientras que antes los fondos iban a infraestructuras y hormigón y estábamos más habituados a gastarlos. A esto hay que sumar que hay menos funcionarios que en 2010, sobre todo en Administración Central y Ayuntamientos, y un deterioro de calidad del funcionamiento de nuestra Administración pública. La corrupción durante la burbuja generó un exceso de regulación y miedo a firmar por parte de los funcionarios, y eso también está ralentizando todo.

 

 

Si quiere leer la entrevista completa, pida la revista Influencers en su quiosco o acceda a la versión digital que podrá encontrar aquí.

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