La crisis de los semiconductores
La tormenta perfecta ha provocado un desequilibrio en la demanda de los semiconductores, afectando a la fabricación de automóviles, productos de electrónica y electrodomésticos.
Nadie podría imaginar que un elemento tan pequeño como un semiconductor pudiera poner en jaque a la industria mundial. El alto grado de tecnología que se ha alcanzado en sectores como el de la electrónica o el automóvil hace que la dependencia de estos elementos de precisión sea muy alta, hasta el punto de poder poner patas arriba los planes de producción de grandes multinacionales.
LA TORMENTA PERFECTA
Muchos lectores se preguntarán qué ha ocurrido para llegar a esta situación. Los expertos califican a este fenómeno como ‘la tormenta perfecta’, porque se han juntado una serie de factores que han desencadenado la falta de abastecimiento de todo tipo de artículos, empezando por videoconsolas de última generación como la PlayStation.
La falta de circuitos integrados empezó a notarse antes de que la crisis se manifestase a ojos del consumidor, debido en primer lugar a la alta demanda de dispositivos electrónicos que se produjo por el confinamiento al que se vieron sometidos los ciudadanos de muchos países. El desequilibrio en la demanda fue un fenómeno global, y mientras se incrementaba la venta de ordenadores portátiles para teletrabajar en casa y de otros dispositivos, los concesionarios de automóviles cerraban y se producía un parón radical en las ventas y entregas de vehículos nuevos.
Al normalizarse la situación y volver a arrancar las líneas de producción de las factorías de automóviles, se encontraron con que los suministradores de estos pequeños componentes, necesarios para dar servicio a numerosos avances en materia de seguridad, conectividad y confort, estaban colapsados atendiendo a otros fabricantes que no habían parado su producción.
Los expertos dicen que solucionar esta crisis es un proceso complejo por la alta tecnología que se emplea en su producción
Resolver este desequilibrio no es fácil y llevará su tiempo, porque la fabricación de estos componentes requiere de una alta tecnología y unos espacios con unas condiciones especiales que faciliten el incremento de la producción. La mayoría de los fabricantes dependen de un puñado de suministradores a nivel mundial, que están haciendo grandes esfuerzos por atender las necesidades de sus clientes.
El sector del automóvil, al contrario que ha sucedido en la electrónica y la telefonía, ha sido uno de los grandes perjudicados por la situación creada en marzo de 2020, momento en que la gran mayoría de la población tuvo que quedarse en casa por la expansión del SARS-CoV-2, el dichoso covid-19. A pesar de lo que pudiera parecer, el sector del automóvil no es el principal demandante de semiconductores, y solo absorbe entre el 10% y el 15%. Si antes de la pandemia ya había escasez de semiconductores, el parón de la industria automovilística ha dejado la puerta abierta a otros sectores, y ahora no es fácil recuperar el suministro, sobre todo si hay otros ámbitos que demandan más semiconductores y de precio más alto.
Una serie de factores han desencadenado un cuello de botella y los fabricantes de microchips no pueden atender la alta demanda de estos componentes
Este cuello de botella entre la demanda de estos componentes y la capacidad de abastecimiento resulta un problema de difícil solución. La fabricación de circuitos integrados de alta calidad está en manos de pocas compañías –TSMC, Samsung, Intel y GlobalFoundries-, muchas de ellas asiáticas, por lo que también ha influido el conflicto comercial que mantienen Estados Unidos y China desde 2018, porque algunos de los fabricantes emplean tecnologías de origen estadounidense.
Antes de la crisis ya se hablaba de que la capacidad de producción de estas compañías estaba al límite, y aumentar la producción es un auténtico desafío económico y tecnológico que requiere también tiempo al ser procedimientos excesivamente complejos. Y el problema es que ningún experto es capaz de avanzar una fecha para la regularización del suministro, que posiblemente se extienda hasta bien avanzado 2022.
Todas las plantas que fabrican vehículos en España se han visto afectadas de algún modo por esta crisis de los semiconductores
Los principales mercados europeos han mejorado su ritmo de ventas, aunque todavía por debajo de los niveles de 2019, “lo que provoca que la demanda del vehículo ‘made in Spain’ esté bajando”, según explican en ANFAC (Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles). Todas las plantas que fabrican vehículos en España se han visto afectadas de algún modo por esta crisis de los semiconductores. Hasta el pasado mes de agosto, las fábricas españolas de automóvil han registrado una caída del 25,3% en comparación con 2019, según datos facilitados por ANFAC, y los centros de producción se están viendo obligados a retrasar la fabricación y a efectuar medidas especiales como la suspensión temporal de las líneas de producción hasta que la falta de semiconductores se resuelva.
LA PRODUCCIÓN DE VEHÍCULOS EN ESPAÑA
La factoría de Navarra del grupo Volkswagen, donde se fabrican el Polo T-Cross y ahora el nuevo Taigo se ha visto afectada por esta falta de suministros, pero en menor medida, al ser vehículos del segmento A0, menos equipados y con menor necesidad de semiconductores. Aun así, “la producción ha descendido alrededor de un 6%” en estos meses por cortes en el suministro que han afectado a la cadena de producción, y “cada semana se evalúa la situación para decidir el programa productivo según la disponibilidad de piezas”, comenta Jesús Zorrilla, responsable de Comunicación de Volkswagen Navarra.
El Grupo BMW en España ha centrado sus esfuerzos en la venta de vehículos en stock durante el segundo trimestre de 2021, optimizando el volumen de producción disponible para la segunda mitad del año. Disponen de más de 2.000 unidades de entrega inmediata y, si el cliente quiere configurar un Serie 1, el plazo de entrega sería de unos dos meses, mientras que un X5 tardaría cinco meses al fabricarse en Estados Unidos.
En el caso de Mercedes-Benz, no hay un periodo de demora concreto por esta causa, más bien depende de si se trata de un vehículo de stock o de programación, y se está haciendo un gran esfuerzo para tratar de atender a los clientes y dar soluciones reales lo antes posible. En el caso de la fábrica de Mercedes en Vitoria, donde se fabrican las furgonetas Vito, eVito, Clase V y EQV, están sufriendo parones en la producción.
Las fábricas europeas de Toyota tuvieron que parar este verano su producción dos semanas y se trabaja para recuperar la normalidad. Los fabricantes coreanos, como Hyundai y Kia, no han sufrido una falta de suministros en sus factorías al trabajar con proveedores locales, y las entregas se están realizando en plazos normales.
La dirección de Ford en Almussafes ha planteado un ERTE de 33 días hasta final de año que afectará a las líneas de producción de vehículos y motores por problemas de suministro, tras el parón del 1 al 13 de octubre.