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‘Generación Puente’: Los ‘influencers’ españoles del diálogo social

Alvaro Sanchez Leon| 15 de noviembre de 2021

Ideas claras y propias, diálogo, retórica, propuestas constructivas y conexión: el revolucionario ‘5G’ de los influencers españoles del diálogo social. Ellos y ellas son la Generación Puente.

Tienen entre 30 y 45 años, y sus discursos sociales y políticos se salen de la tendencia a la polarización. Son muy diferentes. Algunos son de izquierda y otros de derecha, pero es que eso es lo de menos. Todos son, sobre todo, fruto de unos padres, de unos libros leídos y de un saber estar en medio del mundo con alergia a los extremos. Manejan el balón con soltura porque no buscan fans, sino inocular a su alrededor el repensar del mundo en un clima de terraza de bar sin sentirse en la necesidad de salvar el planeta.

Prefieren entenderse antes que imponer su razón. Discurren sin estridencias. Evitan la distancia con sugerencias constructivas. Participan en el debate público, ofrecen argumentos con sentido común e incluso, muchos de ellos, con sentido del humor. Sus propuestas tienen eco en las redes sociales porque son atractivas. Están presentes en los medios de comunicación y se les escucha desde diferentes trincheras, aunque, sobre todo, sus voces se difunden con elasticidad por el centro del campo. Muchos de ellos escriben ensayos, y todos reflexionan con calma y ralentizan el maremágnum de opiniones tendenciosas en el imperio de la simplicidad del tuit. Son una revolución tranquila y su soplo de aire fresco está en los pilares de la Generación Puente, aunque cada uno de ellos y de ellas sean lo más divergente a un grupo con etiqueta.

 

NATURALES Y SIN PEAJES PRIVADOS O IDEOLÓGICOS

Gozan de prestigio profesional. Desde diferentes sectores han puesto un pie en el asfalto de los dimes y diretes que se cuecen en la calle y, en realidad, la opinión pública era su salsa. Son independientes y se nota, porque se sienten libres para expresar opiniones, aunque se salgan por la tangente del rebaño. No pagan peajes. No están sometidos a los argumentarios. La naturalidad y la autenticidad forman parte de su discurso. En sus pilares hay libros leídos, realidades pensadas y diálogos abiertos. Recelan del oportunismo. Son capaces de ver cosas buenas en los de aquí y en los de allá.

Trascienden las siglas y se centran en las personas. Les preocupa más una sociedad brillante, sana y con futuro que una sometida al modelo ideológico que han mamado. Escuchan y responden. Escuchan y escriben. Piensan en voz alta y clara. No se empeñan en llevarse el gato al agua como si el diálogo social fuera una competición adolescente. Manejan la ironía con destreza, tiran de relativización del contexto cuando al otro lado hay un martillo de herejes que solo pretende sacralizar un dogma, a estas alturas del siglo. Parecen cercanos, amables, normales. Unos más que otros. Contemplan desde lejos el rifirrafe y sienten una cierta vergüenza cuando alguien saca las uñas o cuando a alguien se le hincha la vena del cuello desproporcionadamente. Valoran su conciencia y la de los demás. Su libertad, y la del resto. No hacen toreo de salón.

 

HUMANISTAS, PERO NO REDICHOS

Recetan humanidades y clásicos, pero sin ese molesto complejo de delegados de clase más de generación tertuliana. Más que citar autores culturetas sin filtro, han absorbido sus propuestas, sus claims, sus contradicciones, y las expresan con deportividad. No son fanáticos de nada ni de nadie, tampoco de ellos mismos. Y eso les da una simpática elasticidad. Se dan la justa importancia, aunque algunos sean más engolados que otros. Saben reírse de sí mismos y eso es una prueba del algodón de que tienen una inteligencia por encima de la media, que parte del conocimiento propio. Es el primer paso para conocer con realismo el mundo que les rodea. Se les oye. Se les busca. Los medios cada vez quieren contar más con ellos, porque necesitan firmas que tiendan puentes para cubrir este desierto de entendimiento demasiado desolado por los bandos y por el tiempo.

Trascienden las ideologías, pero no divagan sobre el éter

Dan por sentadas las democracias, pero están vigilantes para que no se infecten de extractos de populismos. Hablan de virtudes privadas al servicio público. Defienden las instituciones que arman el entramado estructural de sociedades como la nuestra y apuestan por la separación de poderes. Son urbanos y rurales. Son cultos, pero no redichos. Son integradores, pero no buenistas. Trascienden las ideologías, pero no divagan sobre el éter. Cada uno tiene un punto de partida, pero sus puntos de llegada son imprevisibles. Son interdisciplinares y multiplataforma.

Después de años de la tiranía del laicismo, generalmente entienden la trascendencia de la religión para muchas personas en un país como España, pero ni siquiera los más judeocristianos practicantes se dedican a la teología laica. Han aprendido a valorar lo que es sagrado para los demás, aunque a ellos les pille más o menos lejos. La mayoría asume la tradición humanista de que el hombre es cuerpo y alma, pero no se hacen cruces ni dejan todos los paraqués en el cómodo cojín de la fe. Otros son ateos, pero no militantes, porque el activismo está lejos de las señas de identidad de estos geos del diálogo social. Son críticos, pero no cínicos. Y están consiguiendo transformar el debate público con una paciencia impropia de la impaciencia de esta era digital.

 

UN 12 EN LA DELANTERA

¿Y quiénes son? Seguramente sean más elocuentes los representantes anónimos, que son emisores en el boca a boca de la calle real y, también, las audiencias y los superconductores de este ambiente de entendimiento que caracteriza a los miembros de la Generación Puente. Pero si nos hemos atrevido a etiquetar a un movimiento de independientes contagiosos, ahora hay que ponerles nombres y caras a los que más conocemos, por si usted quiere seguirles de cerca.

 

1. Ana Iris Simón

 

La autora de Feria, el bestseller postpandemia, es un buen exponente de la novela-puente. No es ni un ensayo ni una novela formal, pero es un puente como una catedral. A lo largo de sus páginas, Simón cose generaciones, personas, sociedades, épocas y espacios con un hilo mucho más potente que la ideología: el sentido común, el hambre de verdad y el sentido del humor. Su relevancia pública en redes trasciende el libro. Este curso ha comenzado a escribir una columna semanal para El País.

 

2. Irene Vallejo

 

La autora de El infinito en un junco ha hecho uno de los libros divulgativos culturales más potentes de la década y su influencia es internacional. Más allá de la filología, el valor humanitario de las bibliotecas o la importancia del legado, Vallejo ha conseguido establecer una conexión especial con una opinión pública amplia.

Su amor a las letras y su sabiduría le confieren una autoridad especial para proponer el rescate de las humanidades y su importancia en la viabilidad de la democracia, y eso es un puente como la biblioteca de Alejandría. El gran poder de esta escritora maña es que sus conocimientos y sus sugerencias se verbalizan con una sonrisa que genera, en la audiencia, ese deseo de tirar para arriba como sociedad que otras mujeres y hombres cultos no han conseguido nunca porque miran por encima del hombro.

 

3. Daniel Gascón

 

Editor de Letras Libres España y columnista de El País y de El Periódico de Aragón. En 2020 revolucionó las librerías con Un hipster en la España vacía, cuyos derechos ya están en manos de Netflix. En septiembre dio a luz su segunda parte: La muerte del hipster. Ha estrenado también temporada en Las tardes de la Cope. Son conocidas y alabadas sus viñetas tuiteras de trazo fino, porque son capaces de recoger verdades como templos-puente en una sencilla y magnética frase llena de sabiduría. Son un motor de reflexión personal y social.

 

4 y 5. Borja Sémper y Eduardo Madina

 

Después de 27 años en el Partido Popular del País Vasco, Borja Sémper dejó la política justo antes de la gran pandemia. Ahora es el director de Relaciones Institucionales de Ernst & Young. Con alergia a los extremos, se mueve siempre con un pie en el centro del campo de la opinión pública. Está en las librerías con Sin complejos (2013) y dos obras poéticas: Maldito (des)amor (2015) y Cosas que pasan (2021).

Eduardo Madina fue secretario general del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso de los Diputados entre 2009 y 2014. Sufrió un atentado de ETA el 19 de febrero de 2002. Aquella bomba lapa le causó graves lesiones y la amputación de la pierna izquierda a la altura de la rodilla. Optó a la Secretaría General del PSOE en las elecciones internas que ganó Pedro Sánchez. Dejó la política en 2017 y hoy trabaja en el sector privado, en el ámbito de la consultoría de comunicación.

Sémper y Madina -con permiso de Carlos Alsina– dirigen La ínsula en Más de uno: el espacio radiofónico obsesionado por construir puentes sociales desde Onda Cero. Los dos acaban de escribir a cuatro manos Todos los futuros perdidos: conversaciones sobre el final de ETA.

 

6. Diego S. Garrocho

 

Filosofía con asiento sociológico y frescura. Filosofía en pantalones vaqueros. Es vicedecano de Investigación, Transferencia del Conocimiento y Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Madrid. Profesor de Ética y Filosofía Política. Ha escrito Sobre la nostalgia y Aristóteles. Una ética de las pasiones. Autor de tribunas con eco en la prensa nacional con seguimiento. Desde el año 2013 dirige con Diego Cano la revista Índice. Es fundador y presidente del consejo académico del think tank Ethosfera.

 

7. Elena Herrero Beaumont

 

Cofundadora y directora de Ethosfera.org. Investiga, escribe y enseña. Hannah Arendt y Martha Nussbaum son dos de sus referencias. Considera que el periodismo y la verdad importan, “y el amor, aún más”. Forma parte del comité ejecutivo de Transparencia Internacional en España, del consejo de la Fundación Compromiso y Transparencia, del Instituto Gobernanza y Sociedad y del consejo editorial de la revista Ethic. Es consejera independiente de Inbonis y miembro del consejo asesor de CodeOp, una startup tecnológica. Ha sido cofundadora de Vinces y directora de medios internacionales de Garrigues.

 

8. Ricardo Calleja

 

Doctor en Filosofía del Derecho y Política. Profesor de Ética en el IESE. Ha impartido clases de Ética y otras cuestiones de filosofía social en varias universidades extranjeras. Su investigación se centra en el desarrollo de la prudencia política en la dirección de organizaciones y en la contribución de la empresa al bien común. Trabaja también en aspectos morales y sociales relacionados con la irrupción tecnológica y el desarrollo de estrategias para la interacción de la empresa en el entorno sociopolítico. Y todo ese conocimiento salpica en las redes superando el foro de la academia. Escribe en revistas científicas y en diferentes medios españoles demostrando su implicación en iniciativas de participación ciudadana. Recientemente, ha publicado un libro de poesía –Lugares comunes– donde se versan, también, muchas de estas inquietudes de fondo.

 

9. Ignacio Urquizu

 

Licenciado en Ciencias Políticas y doctor en Sociología. Con experiencias docentes mucho más allá de nuestras fronteras.
Ha sido colaborador de CNN+, Público, la Cadena SER, El País y Eldiario.es. Tras las siglas del PSOE, fue diputado por Teruel en el Congreso de los Diputados y es alcalde de Alcañiz desde junio de 2019. Pocos políticos sobre el terreno de juego con tanto bagaje académico, tanto conocimiento de la sociedad y tan buen carácter. Se le echa de menos en la política nacional por ser un referente del verdadero talante. Ha escrito La crisis de la socialdemocracia: ¿Qué crisis? (2012), La crisis de representación en España (2016) y ¿Cómo somos? (2019). Hace unas semanas aterrizó de nuevo en las librerías con Otra política es posible. Y con ese título, lo avanza casi todo.

 

10. Valerio Rocco

 

Es el director del Círculo de Bellas Artes de Madrid desde noviembre de 2019. Profesor de Historia de la Filosofía Moderna y coordinador del máster de Filosofía de la Historia sobre Democracia y Orden Mundial en la Universidad Autónoma de Madrid. Ha escrito diversas obras sobre la influencia de la filosofía en el mundo clásico, la realidad del proyecto europeo, etc. Es investigador del Proyecto Europeo H2020 sobre el fracaso y su reversibilidad. Es una especie de mecenas de las ideas saludables que construyen puentes de alto alcance.

 

11. Lupe de la Vallina

 

Licenciada en Comunicación Audiovisual y máster en Humanidades. Desde el mundo de la fotografía, una de las grandes retratistas del cuché español aporta luz para el diálogo, especialmente a través de su influencia en Twitter. Reconocida por su prestigio como fotógrafa y su empírico sentido del humor, su perfil lleva años tendiendo puentes en un universo tuitero más afín a la puñalada del zasca en toda la boca. Su sensibilidad y su inquietud son un huracán de hambre por entendernos mejor como sociedad, incluso trascendernos cuando esto de aquí abajo resulta poca cosa. Una especialista en captar el alma humana sabe que todos, en el fondo, somos más parecidos de lo que parece.

 

12. Mariona Gumpert

 

Doctora en Filosofía. Articulista en Vozpópuli. Ha escrito en El debate de hoy y hace colaboraciones con Letras Libres, Disidentia o The Last Journo. Es profesora universitaria en la Universidad Pontificia de Salamanca. Además, imparte sesiones y seminarios en otras instituciones universitarias. Su empeño es que la filosofía trascienda el ámbito académico. Como articulista, profesora y desde las redes sociales, lleva su formación a temas de actualidad con un estilo sencillo. Una de sus grandes pasiones es “acercar las ideas más importantes que han recorrido la historia de nuestra civilización a gente no especializada en filosofía”, y eso es un puente sobre un río caudaloso.

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